asi no recordaba lo que era madrugar para una prueba. Las últimas habían sido a horas a las que el cuerpo cuando se despierta no pone muchas pegas, pero en esta ha protestado y todo. Y no es para menos ya que para estar en la salida a las siete de la mañana el despertador estaba puesto a las cinco y media de la madrugada.

Pero como dice el refrán sarna con gusto no pica así que con un café bien cargada y muchas ganas a las siete menos cuarto estaba como un clavo recogiendo la tarjeta para pasar los controles en la marcha e incluso me daba tiempo para tomar un chocolate caliente con una palmerita cortesía de los chic@s de Mendiko Lagunak.

Ahí mismo ya hice grupo junto con las personas con las que iba a compartir los 41 kilómetros con casi 2.000 metros positivos de los que constaba la travesía por la siempre espectacular Sierra Salvada. No iba a estar mejor rodeado. Nada más y nada menos que tuve la suerte de disfrutar de una gran jornada de montaña en la compañía de Ana, Amaia, Aintzine y Verónica. Con precisión de relojero suizo tomamos la salida por las todavía dormidas y tranquilas calles de Amurrio para enfrentarnos a nuestra primera subida del día.

El Babio, vigilante como siempre a la vera de Amurrio nos aguardaba en la oscuridad. Por ello tiramos de los frontales para ascender por las resbaladizas pistas de tierra que nos encontramos al principio. Aintzine y Amaia fueron hacia delante mientras yo me quedaba con Vero y Ana un poco más atrás. Al inicio justo de la senda de los contrabandistas nos agrupamos nuevamente y a la vez que proseguimos nuestro andar por esta estrecha senda veíamos amanecer sobre Amurrio. El día, por ahora, aguantaba y nos había dado un respiro de las lluvias de los días anteriores. Incluso no hacía tanto frío como auguraban las predicciones.

En un pis pas llegamos al buzón donde pasamos el primer control. Desde ahí hasta el embalse de Maroño una larga pista en terreno casi siempre descendente nos ayudaba a avanzar con mayor celeridad. Amaia venía de disputar la Hiru Haundiak y sobre todo de terminarla más que bien. Alguna duda rondaba su cabeza sobre cómo iba a aguantar la marcha ya que me comentó que no había entrenado nada esa semana, pero ella siempre anda haciendo algo. Si no es bici es andar en el monte con su inseparable Perri. Puedo decir que se encuentra bastante más en forma que muchos. Es una titana.

Llegados a Maroño y con la foto de rigor realizada en el embalse con la Sierra Salvada detrás encaramos la aproximación a las faldas del Ungino. No fue del todo cómoda ya que por tramos había bastante barro e incluso un terreno pedregoso en el cual había que prestar atención a los tobillos. Disfrutamos de un avituallamiento un par de kilómetros antes de llegar a la que iba a ser la subida de la jornada. Me vuelvo a quedar con Vero y Ana más atrás. He subido a Ungino por Atatxa en varias ocasiones pero esta es la que menos me ha costado y en la que más he disfrutado.

Una ladera, un sendero, alguna zona de barro... poco a poco íbamos pasando los diferentes terrenos de los que está compuesta y puedo decir que subimos con nota hasta el Portillo donde de nuevo teníamos recompensa en modo de palmerita gracias a la organización. Así da gusto. Ana subió más que bien, en su caso afrontó toda la prueba con una sonrisa en los labios, lo cual es de agradecer. Cuando la liaron para esto se apuntó rápido a sabiendas que iba a sufrir ya que ella nunca ha hecho tanta distancia en monte pero vaya que sí que lo logró. Me quedo con su cara de satisfacción en la meta y en cada uno de los momentos que compartí con ella. Toda una jabata.

Pasamos el control de Ungino y por supuesto posamos en el Ojo, esa maravilla de la naturaleza la cual merece sí o sí una instantánea. Nos encaminamos hacia Eskutxi, el techo de la marcha. Para ese momento nos hemos separado de la gente que hace la distancia mediana con la que nos juntamos en Maroño. Una densa niebla comienza a aparecer, así como bastante viento que nos hace abrigarnos y temer por el cambio de tiempo.

Coronamos Eskutxi y vamos hacia Aro el pico más al oeste de toda la Sierra, para bajar hacia su portillo donde nos espera otro avituallamiento y control. Otra palmerita para la causa y hora de ascender al Moscadero, primero por medio de un precioso bosque y después por una dudosa senda llena de matorrales nos dirigimos hacia el refugio de Goizale. Aquí me junto con Vero con la que comparto varios kilómetros y como no una buena charla.

También se enfrenta a su distancia más larga hasta la fecha, ya que tiene su tope puesto en unos nada desdeñables 35 kilómetros este año en Galdames. Miembro de los Beer Runners, amante de una buena cerveza por descontado y cara visible de Runnea, una plataforma de entrenos que recomiendo a todo el mundo, se toma esto del monte, así como el correr por asfalto como vía de escape para un año complicado que le ha tocado vivir. Seguro que remonta y tengo la suerte de verlo, lo malo no dura eternamente y a la buena gente le llegan los buenos momentos. Vero es una máquina.

Ya en el refugio disfrutamos de un festín proporcionado por los chic@s del Mendiko Lagunak. Carne con tomate, macarrones, chorizo y sobre todo un excepcional arroz con leche con mínimo una estrella Michelin, como estaba de bueno. Salimos rápido y junto con el sol que hace acto de presencia, quien lo diría viendo la semana que ha hecho, vamos al monte más espectacular de la Sierra Salvada el Tologorri.

Allí unos grandes "basajauns" nos chequean el control y aprovechamos para detenernos un momento con lo majestuoso de las vistas. Un regalo para los ojos. Ya va quedando menos y lo cierto es que se me está pasando muy rápido a pesar de llevar casi 6 horas de marcha.

En este momento nos toca comenzar a bajar camino de Amurrio. Llega la esperada y seguramente enbarradísima Senda Negra. Y así fue, nos estaba esperando. Con tramos donde el pie entró hasta el tobillo en ese barro negruzco fue donde más me reí. Y no es por lo que os podéis pensar, que es por las caídas de unos y otros ya que no tuvimos nada más grave que algún que otro resbalón.

Lo divertido de este rato fue escuchar a Aintzine gritar durante toda la bajada. A cada pequeña pérdida de equilibrio o tramo comprometido le seguía un grito que nos hacía temer que hubiera dado con sus posaderas en la negra tierra, pero que va, escandalosa que es ella. Aintzine y yo hemos compartido varias carreras desde aquel no tan lejano septiembre de 2019 donde la conocí gracias al Hoy corremos. Y puedo decir que es un diez de persona. Siempre atenta a todo el mundo, con ganas de reír, de pasarlo bien, de ayudar en todo lo que pueda. Tengo claro que la Hiru Haundiak del año que viene voy a llevar a dos personas a mi vera, una Lexuri, con quien tengo pendiente cruzar la meta. La otra Aintzine , porque tiene que vivir una ultra, solo le queda esa. Es una valiente.

Terminamos la senda negra y tras pasar Lendoño arriba, atravesamos unas pistas y varias lomas de hierba verde para llegar a Mendaika. Cabe decir que este tramo ya no presenta otra dificultad que la distancia recorrida, pero eso sí nos sigue dejando fotos impresionantes con el Tologorri a nuestras espaldas. Atravesamos el camino que faldea el Babio y el Burubio para en unos pocos kilómetros llegar ya a nuestro destino, que no es otro que la plaza de Amurrio. Aquí como no podía ser de otra manera me saco una foto con la titana, la jabata, la máquina y la valiente o dicho de otra manera con Amaia, Ana, Vero y Aintzine. Gracias chicas por esta fantástica jornada de monte. A lo espectacular y bien organizado que ha estado todo hay que sumarle la mejor compañía que uno puede tener, la vuestra.

Por cierto a modo de anécdota varias personas me reconocieron por las previas y crónicas que componen estos Hoy corremos. Me alegra, no por el orgullo personal sino por ver que esto no es solo locura mía, sino que más locos como yo comparten este amor incondicional por las marchas, carreras, pruebas varias y en general por la montaña. Gracias a todos por leer esta humilde sección.

La próxima vez será para cubrir la primera vez que el Hoy corremos saldrá del País Vasco y Navarra. Será por León y ya auguro que no va a ser sencillo. ¿Corréis conmigo?

Vaya compañía: la titana, la jabata, la máquina y la valiente o lo que es lo mismo Amaia, Ana, Vero y Aintzine

Carne con tomate, chorizo y sobre todo un excepcional arroz con leche, vaya festín de avituallamiento