n campeón coronado a lomos de un ser todopoderoso griego tras varias campañas acumulando decepciones, un rey que reclama su corona sabiendo que no le quedan demasiadas balas en la recámara y que necesita que la salud le acompañe a él y a los suyos y un aspirante al que solo la negativa a vacunarse contra el covid-19 de uno de los componentes de su trío estelar arrebata la etiqueta de favorito absoluto a conquistar el anillo. La NBA arranca esta próxima madrugada el curso de su 75º aniversario -brutal su vídeo promocional reuniendo a un gran ramillete de sus leyendas históricas- con las miradas divididas en tres focos de atención. Por una parte, los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo y su reto de repetir el éxito del anterior ejercicio. Por otro, Los Angeles Lakers de LeBron James y Anthony Davis implorando que las lesiones den tregua a ambos y a su veteranísimo elenco de compinches. Y para cerrar el triángulo, los Brooklyn Nets, armados hasta los dientes con Kevin Durant y James Harden como puntas de lanza pero amargados desde el punto de vista competitivo por no poder contar con Kyrie Irving hasta nueva orden por su negativa a inmunizarse contra el coronavirus. No faltan aspirantes para retar a estas tres franquicias en el camino hacia el título, pero el ascenso hasta la cúspide de la pirámide de cualquiera de ellos supondría una sorpresa y un inesperado cambio de paso en el equilibrio de fuerzas de la liga.

Por potencial, acumulación de estrellas y ubicación en grandes mercados, Lakers y Nets centran conversaciones, power rankings y ensoñaciones de cara a una hipotética final que prácticamente sería un All Star, pero el campeón en curso merece respeto, sobre todo porque gran parte de su arsenal sigue intacto y Antetokounmpo no parece de los jugadores que se conforman con lo ya conquistado. Los Bucks de Mike Budenholzer son los grandes beneficiados del río revuelto de Brooklyn para tratar de mantener su supremacía en la Conferencia Este. Argumentos tienen para ello. Como lugartenientes del MVP de 2019 y 2020 se mantienen Khris Middleton y Jrue Holiday, importantes en los momentos de la verdad el pasado ejercicio, y han suplido la marcha de P.J. Tucker, importante pieza defensiva y especialista en los triples desde las esquinas, ampliando su fondo de armario con Rodney Hood, Semi Ojeleye, George Hill y Grayson Allen. Pero en Milwaukee, para bien o para mal, todo pasa por Antetokounmpo. Y el Giannis de la última final contra los Phoenix Suns alcanzó una capacidad de devastación nunca vista en él, con un juego mucho más directo y dañino en las distancias cortas. Y como durante el verano haya mejorado su rango de tiro...

Por el Oeste, con permiso de los Suns, asoman unos Lakers que se asemejan a esas bandas veteranas de rock con componentes con pasado dorado pero dubitativo presente que se juntan para salir a una última gira. Nadie duda de que con LeBron y Davis alejados de las lesiones su competitividad esta asegurada, pero el problema es que el pasado reciente dice que ese supuesto es cada vez más difícil de ser real, con King James cumpliendo 37 años en diciembre y La Ceja con un amplio historial de percances físicos. Y si cualquiera de los dos se ve obligado a seguir los partidos desde la banda, el proyecto se desploma. Como muestra, el pasado ejercicio. En el mercado estival apostaron por más y más veteranía -Carmelo Anthony (37 años), Rajon Rondo (35) y Dwight Howard (35), todos antiguos All Stars cuyas mejores épocas pasaron hace tiempo- y, sobre todo, por incorporar a la ecuación a Russell Westbrook, rey del triple-doble y gran aglutinador de balón que deberá renunciar a ambos rasgos de su juego si quiere encajar en una estructura en la que todo orbita alrededor de LeBron.

En el caso de los Nets, todo parecía más ordenado y estructurado hasta que el covid, el protocolo sanitario de Nueva York, la vacunación y la inescrutable cabeza de Kyrie Irving montaron un cóctel que amenaza con ser autodestructivo. Juntar en el mismo equipo a tres jugadores como Durant, Harden y el base en la cúspide -o cerca- de su carrera da a cualquier franquicia billete para convertirse en máximo aspirante al anillo, sobre todo cuando el grupo de secundarios es también de lujo (Joe Harris, Blake Griffin, vuelve LaMarcus Aldridge, llega Patty Mills...), pero lo que la pasada campaña destruyeron las lesiones -el trío estelar solo coincidió 202 minutos en cancha y fueron apeados por los Bucks en el play off- esta vez se verá mediatizado por Irving y sus líos extradeportivos.

Pero estos tres equipos no estarán solos, ni mucho menos, en su pugna por alcanzar la gloria, pues un buen puñado de escuadras se ubican solo un escalón por debajo y parecen preparadas para dar la sorpresa y aprovechar cualquier descuido. En el Este hay que contar con Miami Heat, que tras alcanzar la final hace dos ejercicios en la burbuja de Orlando decepcionó el pasado curso. Llega Kyle Lowry para ayudar a Jimmy Butler y Bam Adebayo y ante las dudas sobre el estado físico de Victor Oladipo necesitarán que Tyler Herro regrese a su mejor nivel. Por su parte, más dudas ofrecen los Philadelphia 76ers de Joel Embiid, con Ben Simmons declarado en rebeldía hasta hace escasos días ante los intentos de la franquicia para traspasarle, y los Boston Celtics, pese a seguir contando con Jason Tatum y Jaylen Brown, aunque el crecimiento acreditado por parte de los Atlanta Hawks de Trae Young aporta una nueva vía muy interesante.

Más poblado aparece el panorama de aspirantes por el Oeste. Es obligatorio contar con los Phoenix Suns, sobre todo si el veterano Chris Paul mantiene su gran nivel, pues Devin Booker ya es un miembro de pleno derecho de la constelación de estrellas de la NBA y Deandre Ayton y Mykal Bridges deben dar ya el paso de promesas a realidades. Será también interesante comprobar hasta dónde son capaces de llegar los Utah Jazz, acostumbrados últimamente a protagonizar fantásticas temporadas regulares de la mano de Donovan Mitchell, Rudy Gobert y compañía pero con clara tendencia al batacazo cuando arrancan las eliminatorias y cargan con la presión de las expectativas. También debería ser la campaña del salto definitivo de los Denver Nuggets, pero en su contra juega la grave lesión sufrida por Jamal Murray y la incertidumbre de su estado cuando regrese a cancha. Con Nikola Jokic coronado como último MVP y Michael Porter con contrato de gran estrella y obligado por tanto a incrementar su aportación, Aaron Gordon, fichado a mediados del pasado ejercicio como guinda del pastel, es el elemento de primer orden que más chirría en un plantel con muy buenos mimbres. Para apostar por unos Golden State Warriors capaces de volver a competir en postemporada será necesario que Klay Thompson protagonice un regreso milagroso tras dos cursos de inactividad por culpa de lesiones graves y reedite su exitosa sociedad con Stephen Curry y Draymond Green, mientras que en los Dallas Mavericks Luka Doncic ve más factible, salvo gran mejora general, optar al MVP que a un largo viaje en el play off.

En la pasada final se vio la versión más devastadora de Antetokounmpo y el griego no es de los que se conforman con lo ya conquistado

Los Lakers necesitan sanos a LeBron y Anthony Davis; los Nets, de momento sin Irving, siguen aspirando a todo de la mano de Durant y Harden