El Gran Premio de Turquía fue una carrera de especial relevancia para los escuderos, quienes reivindicaron la trascendencia de sus roles. Los pilotos secundarios de Mercedes y Red Bull adquirieron papeles protagonistas. Cumplieron excelentes actuaciones para los intereses de sus equipos. El equilibrio de la lucha por el campeonato hace que los gregarios sean parte implicada a la hora de decantar la balanza por el título. Valtteri Bottas y Sergio Pérez fueron claves en el país otomano para ese enconado duelo que sostienen los primeros espadas, Max Verstappen y Lewis Hamilton.

Bottas, con “una de las mejores carreras que he hecho nunca”, impidió la victoria de Verstappen para firmar su primer triunfo de la temporada. Aunque el neerlandés recuperó el liderato del Mundial con su segunda posición. Verstappen maximizó así la oportunidad de ver a Hamilton partir desde la undécima pintura de la parrilla -fue sancionado con diez plazas por cambiar parte de su unidad de potencia- en una jornada en la que Mercedes fue un monoplaza claramente superior al Red Bull. La marca austríaca puede entonar cantos de gloria, pero con la boca pequeña, dado que el ritmo de Mercedes fue asustadizo. Verstappen fue incapaz de intimidar a Bottas. “El segundo puesto en estas condiciones, me vale”, se consoló Mad Max. Mercedes también encontró argumentos para la celebración, pero también para la desazón, puesto que Hamilton cedió el liderato -llegaba con 2 puntos de ventaja sobre Verstappen y ahora cae a 6 de distancia- y el equipo terminó enfrentado a su piloto estrella, lo cual es un síntoma de la tensión que trae la igualdad que impera en el campeonato.

Por otro lado, Checo Pérez resultó crucial para frustrar la remontada de Hamilton, que no pudo ascender más allá del quinto puesto. El mexicano subió al tercer peldaño del podio. Pero antes frenó la progresión de Hamilton, provocando que Mercedes decidiera cambiar el guion de la carrera para un Hamilton que llegó a verse en el podio, pero que terminó enojado por el planteamiento estratégico de su garaje. Mercedes apostó por el conservadurismo cuando el inglés reclamaba arriesgar para reducir el impacto en la clasificación.

Hamilton quiso terminar la prueba sin realizar una sola parada, lo que le hubiera expuesto a un posible reventón de neumático y a firmar el consecuente cero. Mercedes pensó en las cinco carreras pendientes de celebrarse y en que 6 puntos se pueden remontar en cualquiera de ellas. Sin embargo, el heptacampeón, pese a su madurez, se la hubiera jugado. Terminó contrariado porque obedeció las órdenes. “¡Dejadme en paz!”, bramó por radio al ver que tras completar el único pit stop se mudaba de la tercera plaza, la que hubiera sido su techo, a la quinta. Hamilton fue parado en la vuelta 51 de las 53 pactadas. ¿Era posible agotar la prueba sin sustituir las gomas? Esteban Ocon lo consiguió. Fue el único. Si bien, cierto es que las lonas asomaban en los calzos del británico, como se pudo ver al término de una prueba que se celebró sobre un asfalto mojado que en ningún momento llegó a secarse. “Hemos perdido puntos valiosos”, lamentó.

Quizá la frustración de Hamilton se debiera a que era una jornada de gran superioridad por parte de Mercedes. De hecho, Bottas no encontró rivalidad. Solamente Charles Leclerc amagó con opositar al triunfo. El de Ferrari llegó a ocupar la cabeza de la carrera tras posponer su parada. Una vez allí, con la ambición desbordante, barajó no pasar por boxes, pero sus gomas desfallecieron, tuvo que parar y el orden lógico regresó a la pista. Este retraso del pit stop pudo implicar que perdiera el podio. El monegasco fue cuarto pese a que rodó en tercera posición más de la mitad de la carrera. La distancia entre los tres primeros hasta alcanzar el ecuador fue de 5 segundos, transmitiendo la apariencia de igualdad, pero los perseguidores no fueron capaces de presentar amenaza.

Carlos Sainz fue el gran agitador en el Istambul Park. Salió decimonoveno -penalizado por montar un motor nuevo- y acabó octavo, aunque pudo ser sexto. Perdió 8 segundos por fallo de los mecánicos en su parada y cedió sus opciones de protagonizar una escalada mayor. El madrileño fue elegido Piloto del Día por primera vez. Fernando Alonso, en cambio, arrancaba desde su mejor posición de la temporada, quinto, y sus esperanzas se arruinaron en la primera curva. Buscó un adelantamiento exterior sobre Pierre Gasly. El francés no cedió espacio y estranguló al asturiano en la salida de la curva. Los coches se tocaron y Alonso realizó un trompo. Con el coche dañado y tras caer a la decimoséptima plaza, terminó decimosexto, habiendo sufrido además una penalización de 5 segundos por chocar con Mick Schumacher. Gasly, por su parte, recibió una sanción de 5 segundos por el percance con Alonso y concluyó sexto, llegando incluso a presionar al aireado Hamilton, que ahora debe recuperar el terreno perdido.

Clasificación de la carrera

Mundial de Pilotos

Mundial de Constructores

La vuelta rápida: La 58 y última de Valtteri Bottas (Mercedes) con un tiempo de 1:30,432 a 212.500 Km/h.