El apellido Llanos está inevitablemente unido al Ironman de Vitoria. No en vano, queda para la historia su presencia en lo más alto del podio en la primera edición de la prueba en el año 2019 gracias a la inolvidable y emocionante victoria de Eneko. Una gesta ya de por sí más que suficiente para crear un binomio tan especial como este pero es que, además, los hermanos gasteiztarras han sido parte fundamental en el impulso de este deporte en la provincia y en la llegada de una prueba de este nivel hasta Vitoria y el diseño de sus recorridos. Resulta evidente, por lo tanto, la íntima relación que mantienen, haciendo inevitable que vuelvan a coincidir en la esperada segunda edición que por fin puede disputarse este domingo.

Sin embargo, en esta oportunidad no será Eneko quien se convierta en protagonista del día defendiendo el cetro conquistado hace dos años. Tampoco Hektor, el mediano de la saga, con quien compartió muchos años de profesional y que ahora ejerce de entrenador. Será Hugo, el mayor de los hermanos y "la oveja negra de la familia", según sus propias palabras. Una broma, claro está, para explicar que, pese a ir por delante en edad, no fue el primero en sucumbir a los encantos del triatlón.

"El que empezó todo fue Hektor y después le siguió Eneko. Yo practicaba otros deportes pero no le veía mucha gracia y no fue hasta hace unos diez años cuando empecé", confiesa. Lo hizo, eso sí, lejos de la exigencia del primer nivel competitivo de sus hermanos y compatibilizándolo con una vida laboral ordinaria. Desde entonces, ha completado "infinidad" de triatlones de media distancia y más cortos pero nunca había llegado hasta el desafío máximo que supone una prueba tan exigente como la de este domingo.

Hasta que, como suele suceder en estos casos, una cosa llevó a la otra. "La pandemia hizo que no se pudiera celebrar la edición del año pasado y en 2021 yo cumplía 50 años así que pensé que estaría bien celebrar el medio siglo haciendo mi primer Ironman y además en casa", recuerda con una sonrisa. Lo que comenzó como una de esas pequeñas locuras que en ocasiones nos sorprenden saltando del pensamiento a la voz ha terminado convirtiéndose en el que sin duda será el regalo más especial de este año para Hugo.

Un presente por el que, sin embargo, ha tenido que derramar muchos litros de sudor y acumular sacrificios. "Una prueba de este tipo no se puede preparar a la ligera y en mi caso puedo decir que he completado un entrenamiento específico para ella de más o menos cuatro meses". Un tiempo en el que, además, se ha visto obligado a buscar la cuadratura del círculo para intentar encajar todas las piezas.

"Yo trabajo en Mondragón en jornada partida y en un trabajo que muchas veces requiere alargar la jornada. Además tengo dos hijas y por medio han estado las vacaciones de verano. Así que intentar compatibilizar todo eso con los entrenamientos que hacen falta no ha sido nada fácil. La verdad es que entre semana muchas veces podía hacer bastante poco y tenía que acumular las cargas los fines de semana, pero el esfuerzo vale la pena seguro", destaca.

Y es que Hugo tiene muy frescos en la memoria los increíbles recuerdos de la edición de 2019. "Fue súper emocionante todo el día. Estuvimos animando y apoyando a Eneko y a Rut (Brito, su pareja, que acabó sexta en la clasificación femenina) toda la prueba y cuando llegaron a la meta fue una sensación muy especial", rememora. Ahora, espera que le devuelvan la moneda. "Como no van a participar espero que me animen un poco aunque igual me dan mucha caña si ven que flojeo un poco", bromea el mayor de la saga, que ha seguido la preparación diseñada por el mediano, Hektor.

"Yo no salgo con ningún objetivo concreto de una marca o terminar en tal o cual posición. Me vale con disfrutar y llegar a meta con la sensación de haberlo hecho lo mejor que he podido", advierte. Hugo lamenta, eso sí, que las consecuencias derivadas del covid hayan obligado a modificar los recorridos y sacarlos del centro de la ciudad. "Para mi este Ironman va a ser muy especial porque será el primero que haga, celebraré los 50 años que cumplí en junio y además va a ser en casa, con todos los míos cerca. Pero está claro que me hubiera gustado que se pudiera repetir lo de hace dos años, porque el ambiente que se vivió todo el día fue increible", reconoce. Desgraciadamente habrá que esperar a la edición de 2022 para que esta ilusión pueda cumplirse pero lo que ni tan siquiera la pandemia ha conseguido es romper el cordón umbilical que une el apellido Llanos con el Ironman de Vitoria-Gasteiz.