- El Valencia es un club sin igual. Desde hace ya varias temporadas, los resultados deportivos han pasado a un segundo plano y las miradas de su afición se dirigen principalmente hacia los estamentos institucionales de la entidad, donde, desde el pico más alto de estos -como si de una fortaleza de cristal se tratase-, Anil Murthy dirige, con el beneplácito y, en algunas ocasiones, ayuda de Peter Lim, al conjunto che.

Ante esta situación, que, como era de esperar, también ha afectado al terreno de juego, pocos son los entrenadores que se han atrevido a coger las riendas del conjunto de la capital del Turia. Además, los que lo han hecho han acabado haciendo justicia al dicho "el cementerio está lleno de valientes" tanto por no haber alcanzado los objetivos como por negarse a rendir completa pleitesía a sus dirigentes.

Una situación que llegó a su límite la temporada pasada, cuando a los problemas económicos del club se sumó una dinámica muy negativa que llevó al Valencia a estar muy cerca, aunque sin peligro real, de los puestos de descenso. Racha que, asimismo, acabó con la destitución de Javi Gracia y la séptima aparición, desde 2008, de Salvador González 'Voro' como técnico interino.

Para evitar otro curso igual, la directiva che escogió este verano al exalbiazul José Bordalás para ocupar el banquillo de Mestalla. Una opción sin excesivo caché -al menos en cuanto a equipos 'grandes' se refiere-, pero con aptitudes más que demostradas e interesantes no solo para redirigir las miradas de nuevo al césped, sino también para crear un equipo fuerte a base de pura disciplina.

Sin embargo, lo que no esperaba el artífice del último ascenso del Alavés a Primera es que los refuerzos que él mismo había negociado con Peter Lim aún no estarían bajo su mando poco antes de disputarse la tercera jornada. Esto, debido a la situación económica de la entidad, que, a la espera de nuevas salidas, tiene su límite salarial a rebosar.

En este sentido, a falta de cinco días para el cierre de mercado, el conjunto valencianista ha incorporado únicamente a tres futbolistas, aunque uno de ellos -el último en concreto-, eso sí, ha supuesto un desembolso importante. Los dos primeros, Mamardashvili y Alderete, se sumaron al grupo como cedidos en los meses de junio y julio; y ayer lo hizo Marcos André. El delantero brasileño, que procede del Real Valladolid y ha firmado hasta 2026, fue petición expresa del alicantino y por ocho millones y medio de euros rompió con la racha sin fichar del cuadro che, que no compraba un jugador desde el pasado 2 de septiembre de 2019, cuando se hizo con los servicios de Thierry Correia.

Si el Valencia conseguirá llevar a cabo más malabares para satisfacer las necesidades de su entrenador es un misterio, pero lo que sí está claro es que solo el paso de las jornadas dirá si la mano de Bordalás es suficiente -hasta el momento sí- para calmar las aguas levantinas o si estas volverán a encallar otro proyecto deportivo nacido en Mestalla.