- La Titan Desert, que como su nomenclatura expone es una carrera de titanes sobre el desierto, una aventura, no distará demasiado de la sensación de sofoco, agobio y bochorno que atravesó el recorrido entre Jaén y Córdoba. Un crematorio. Una jornada de fuego con el pelotón en llamas en un ecosistema de calor extremo. La Vuelta se quema en el ocaso de agosto por las regiones más calientes del mapa. Padecen los corredores los golpes de calor. Puños de sol sobre la piel, grabada a fuego. No concede respiro el calor, que aprieta y asfixia. "La etapa ha sido más dura de lo que pensaba. Las altas temperaturas no han ayudado", apuntó Odd Eiking, el líder noruego, que implora porque bajen las temperaturas que escaldan la carrera.

En días tan salvajes, con la temperatura danzando sobre los 40 grados, el agua se convirtió en el bien más preciado. Ni el oro tiene tanto valor. Refrescar el cuerpo fue una obsesión para todo el pelotón, que buscó refugio en los bidones de agua. Se consumieron miles. No solo para no deshidratarse, sino también para apaciguar la temperatura del cuerpo, siempre castigado por el inclemente sol. En el Euskaltel-Euskadi emplearon entre 100 y 120 botellines (cada uno tiene una capacidad de medio litro) para atajar el calor. Cada uno de los integrantes del equipo, ocho, usaron 15 bidones de agua y sales. Cada ciclista del Euskaltel pudo necesitar hasta 7,5 litros de líquido para atravesar la etapa más calurosa de la Vuelta.

"Ha sido un día muy caluroso, el más caluroso de esta Vuelta, y además se ha ido muy rápido todo el día. La fuga no se ha hecho hasta el kilómetro 80-85, con una media de más de 50 km/h y con este calor, y todo eso supone mucha fatiga para el cuerpo", certificó Mikel Iturria, que fue la primera baza del Euskaltel-Euskadi para buscar la victoria en el horno de Córdoba. El guipuzcoano lo intentó con devoción. "Una vez hecha la escapada, se ha visto que no había mucho margen ya que el UAE se ha puesto enseguida a tirar por detrás y hemos tenido poco más de un minuto. Vista esa situación, he decidido intentarlo de lejos y hacer la bajada en cabeza y para ver si los tres-cuatro más fuertes de la escapada nos íbamos por delante. No ha sido posible y me he quedado solo. Así que mi apuesta no ha salido bien", analizó Iturria. En el esprint, Antonio Jesús Soto fue el mejor del Euskaltel-Euskadi, que continúa consolidando su proyecto en la Vuelta. Soto logró la séptima plaza, un buen recuerdo para una travesía por el mismísimo infierno.