ras el día de descanso, estaba claro que se volvería con muchas ganas de guerra. Siempre ocurre. Además, estábamos ante una etapa que era muy propicia para que una fuga prosperase e hiciera camino. Hemos hecho 90 kilómetros sin que se pudiera hacer la fuga. Los ataques eran constantes y la velocidad muy alta. Finalmente la escapada se ha hecho y Azparren se ha metido en la fuga una vez más. Nos hubiera gustado tener algún compañero más en la fuga, pero nos ha resultado imposible a pesar de que lo hemos intentado más de una vez. Estamos en la pelea y tenemos que seguir buscando una fuga que llegue a meta para poder entrar en la lucha por una etapa. Además del triunfo de Storer, que repetía en Rincón de la Victoria tras vencer en el Balcón de Alicante, hemos asistido al cambio de liderato. El noruego Eiking, que era uno de los representantes de la fuga, es el nuevo maillot rojo. Más allá de la lucha por la etapa, hemos asistido al ataque de Roglic. Ha sido valiente. Creo que la mayoría de favoritos no esperaba que el esloveno se la jugaría y les ha cogido por sorpresa su movimiento. Roglic es ambicioso y su ataque ha sido fortísimo. Ha soltado a todos en un puerto duro. Ha vuelto a demostrar que es el más fuerte de la carrera. En el descenso ha sufrido una caída, pero al final la mayoría de los favoritos han llegado juntos, salvo Bernal y Yates, que han perdido tiempo. En principio, la caída de Roglic no parece nada grave, pero habrá que ver si en los próximos días tiene consecuencias para él. Solo estamos a mitad de Vuelta y todo puede cambiar.