ueron finalmente tres oros, ocho platas y seis bronces. A ello hay que sumar los 42 diplomas de los deportistas que acabaron entre el cuarto y el octavo puesto. Los escasos segundos, décimas, centímetros o goles que separaron del oro a las ocho platas y del podio a los ocho cuartos puestos habrían permitido a España, de haberse salvado esa mínima distancia, terminar más arriba en la tabla. Tras los 22 medallas de Barcelona, que volvieron a quedarse lejos, la delegación española, que se presentó con bajas de grandes estandartes del deporte mundial como Rafa Nadal, Carolina Marín o Jon Rahm, logró 17 en Atlanta’96, 11 en Sídney 2000, 20 en Atenas 2004, 19 en Pekín 2008, 18 en Londres 2012 y 17 en Río 2016.

Las tres preseas de oro ganadas en Tokio llegaron en dos deportes nuevos en el programa olímpico, el kárate y la escalada, y en el tiro, una disciplina que no pisaba el podio desde 2004. De los nueve equipos con los que España se presentó en los Juegos, los que tuvieron mejor paso fueron los de fútbol masculino, que perdió la final en la prórroga frente a Brasil, y waterpolo femenino, que cayó en la lucha por el oro ante Estados Unidos y repitió su mejor resultado olímpico, la plata de Londres 2012. Todos los equipos menos el de balonmano femenino pasaron a cuartos, ronda en la que cayeron los dos de hockey y los dos de baloncesto.

Los masculinos de balonmano y waterpolo jugaron por el bronce. Lo ganaron los primeros, que despidieron así de la mejor manera posible a Raúl Entrerríos, que se retira y que marcó el último tanto, ante Egipto. Pero el tercer puesto en la piscina del centro acuático Tatsumi se perdió a manos de Hungría. Los hermanos Gasol también anunciaron que la derrota ante Estados Unidos había sido su último partido con la selección estatal. Pau, a cambio, abrió un nuevo capítulo en su carrera al ser elegido miembro del COI en representación de los deportistas.

Lograron medalla deportistas que llevaban años buscándola, como el gimnasta Ray Zapata, plata en suelo con la misma puntuación que el ganador, y la piragüista Teresa Portela, también subcampeona olímpica en K1 200 en sus sextos Juegos Olímpicos. Entre los deportistas de la vieja guardia, los piragüistas fueron los que se mostraron más inaccesibles al paso del tiempo. Maialen Chourraut fue medallista en aguas bravas por tercera vez consecutiva, esta vez con la plata, el mismo metal que el K-4 500 de Saúl Craviotto y sus compañeros Marcus Cooper Walz, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade. Fue la quinta medalla de la carrera de Craviotto, que iguala en lo alto a David Cal.

Lidia Valentín y Mireia Belmonte, triple y cuádruple medallistas olímpicas respectivamente, no compitieron en plenitud de facultades físicas -la halterófila ni siquiera lo hizo en su peso- y no pudieron repetir podio. Para el marchador Jesús García Bragado (35º en los 50 km marcha), que batió el récord mundial de participaciones olímpicas en atletismo, ocho, y para el ciclista Alejandro Valverde, que buscaba su primera medalla en sus últimos Juegos, los quintos, el mejor premio fue disputar esta nueva edición.

Rentabilizó al máximo sus opciones de medalla la selección de kárate, con dos medallas para sus dos participantes en los Juegos: oro para Sandra Sánchez y plata para Damián Quintero, ambos en kata y ante rivales japoneses en el país que vio nacer su deporte.

Y varios deportistas con mucho futuro por delante y con aún más ambición proporcionaron grandes momentos a la delegación española. En unos casos con medalla, como Ana Peleteiro, bronce en triple salto, Alberto Ginés, oro en escalada, y Adriana Cerezo, benjamina de la delegación con sus 17 años, plata en taekwondo; pero en otros sin ella, como Adrián Ben, primer finalista español (5º) en 800; Asier Martínez, sexto en 110 vallas en ausencia del lesionado Orlando Ortega; o Hugo González, también sexto en 100 m espalda.

La vela, el deporte que más éxitos ha dado al deporte español en su historia olímpica, aumentó su cuenta a 21 medallas gracias a los bronces ganados en Tokio por Joan Cardona en la clase Finn y por Jordi Xammar y Nicolás Rodríguez en 470 masculino. Después del vacío de podios en Río 2016, este deporte regresó al medallero aunque con la sensación de haber dejado escapar mejores resultados, dada la condición de líderes o campeones mundiales de la mayoría de los participantes, que estaban clasificados en las diez clases.

La medalla de bronce ganada por Pablo Carreño cumplió con la tradición del tenis de subirse al podio olímpico, a la que solo faltó en Londres 2012. Para ello el jugador asturiano tuvo que vencer al número uno mundial, Novak Djokovic, al que desesperó e hizo perder la educación.

Cerco policial. Los Juegos Olímpicos de Tokio concluyeron con una ceremonia de clausura que estuvo rodeada de sentimientos encontrados hasta el final, con bailes y DJ en el Estadio Olímpico y protestas en su exterior, cercado por la policía. Los curiosos comenzaron a acercarse al coliseo tokiota varias horas antes de que comenzara la ceremonia para encontrar que, al contrario de lo que ocurrió en la inauguración, no iban a poder acercarse hasta los anillos olímpicos erigidos frente a las instalaciones. El acceso a la explanada, que estuvo hasta reventar dieciséis días atrás, se encontraba cerrado al público por decenas de agentes.

Las tres medallas de oro de España en Tokio llegaron en dos deportes nuevos en el programa olímpico, el karate y la escalada, y en el tiro