- La primera deportista transgénero en llegar a los Juegos Olímpicos quedó eliminada a las primeras de cambio. La neozelandesa Laurel Hubbard, que competía en la categoría de más de 87 kilos, realizó tres intentos en arrancada fallidos, lo que sentenció su futuro. La atleta, de 43 años, quedó automáticamente descalificada, sin tener oportunidad de medirse en la prueba de dos tiempos. “Desde el punto de vista deportivo no he cumplido con los estándares que me había impuesto y tampoco los que esperaba de mí mi país”, reconoció la haltera ante los medios tras su eliminación. En su primer intento la neozelandesa trató de alzar 120 kilos, aumentó en 5 kilos el total del peso para los dos próximos intentos, pero no tuvo éxito. Hubbard abandonó la plataforma cabizbaja, agradeciendo al Comité Olímpico Internacional el apoyo que le ha brindado hasta llegar a la máxima competición: “Agradezco al COI su compromiso en demostrar que el deporte es para todos, es inclusivo y esto es fabuloso”.

Desde 2015, el COI permite a deportistas en transición al sexo femenino participar en la competición, “siempre y cuando sus niveles de testosterona estén por debajo de 10 nanomoles por litro durante al menos 12 meses antes de la competición”, medida que Hubbard cumplía. Pero la neozelandesa estaba en el punto de mira. Muchas rivales defendían que partía con ventaja, ya que participó en competiciones masculinas durante su adolescencia.

Por su parte, la triple medallista olímpica Lydia Valentín abandonó debido a las molestias en la cadera que lleva tiempo sufriendo. Se retiró en la categoría de menos de 87 kilos sin agotar sus intentos y anunciando que “todavía queda Lydia Valentín para rato”. Ejecutó con facilidad las dos primeras arrancadas, de 100 y 103 kilos, pero falló en la tercera. Al final de la sesión, cuando iba a intentarlo con los 126, renunció.