Jon Rahm se quedó a las puertas del triunfo en The Open Championship porque, como durante toda la semana, su juego en los greenes no acompañó al resto de los segmentos en la jornada definitiva. Es difícil jugar mejor de lo que lo hizo ayer el de Barrika hasta llevar la bola alrededor de las banderas, jugó para ganar como era su propósito, pero falló a la hora de rematar la faena. No hubo manera, no menos de media docena de putts se le escaparon por un centímetro, algunos tocaron el hoyo o se salieron y así no pudo recortar las distancias que le separaban del liderato, que cambió de manos muy pronto. Lo más cerca que estuvo fue a tres golpes tras rozar el albatros -tres golpes menos- en el par 5 del hoyo 7.

Ni siquiera los cuatro birdies seguidos entre el 13 y el 16 le permitieron aspirar a la Jarra de Clarete porque Collin Morikawa estuvo impecable, no cometió un solo bogey en los últimos 31 hoyos y con un domingo lleno de determinación cerró todas las puertas para conquistar su segundo major en ocho participaciones y convertirse en el Campeón Golfista del Año en 2021. El estadounidense debutaba en The Open, era la segunda vez que jugaba un campo links y logra igualar a Tiger Woods al ganar dos grandes antes de los 26 años.

El vizcaino acabó tercero igualado con Louis Oosthuizen, el líder al inicio que volvió a ceder en la última jornada. Pese a que el putt no le acompañó en Royal St. Georges en una semana en la que el viento apenas sopló y lució un sol espléndido, firmó la mejor vuelta el segundo día y la segunda mejor en el tercero y el cuarto. El +1 de la primera jornada acabó por pasar factura, aunque el golf no entiende de méritos, sino de aciertos. Pero la regularidad y consistencia de Jon Rahm resultan apabullantes: este año ha concluido entre los ocho primeros en los cuatro majors y puede decir que tiene al menos un Top 4 en cada uno de ellos desde que es profesional. Además, hoy volverá a ser oficialmente el número 1 del mundo ya que tenía que acabar por delante de Dustin Johnson y lo consiguió.

Rahm tenía claro el plan, que era salir a hacer birdies al inicio para poner presión a los primeros clasificados. Sin embargo, en el 2 hizo su primer bogey al fallar un putt de corta distancia que complicó aún más la empresa. Los siguientes hoyos fueron un reflejo de toda la semana: grandes golpes de aproximación, buenas oportunidades de birdie, pero sin un buen calculo de las distancias ni suerte en la finalización. El casi albatros en el 7 podía ser un buen punto para echar la vuelta a volar, pero en el 8 no cogió calle de salida, se quedó en una zona imposible y no pudo completar la recuperación para cometer su segundo bogey.

De nuevo, al par en el día y la victoria muy lejana porque justo Morikawa enlazó tres birdies entre el 7 y el 9 para abrir un hueco de media docena de golpes. De todas formas, ya se sabe que el golfista barrikoztarra no es de los que tira la toalla antes de tiempo y siguió batallando como siempre, dándose opciones en busca del milagro. Así, cayeron esos cuatro birdies consecutivos que le llevaron a escalar posiciones y a quedarse a la espera de que Morikawa y Jordan Spieth, de vuelta a su mejor nivel, fallaran para darle más emoción al final. No lo hicieron, aunque tampoco mejoraron la tarjeta de Rahm, que la víspera había dicho que alcanzar a Oosthuizen era posible. Pero había demasiados aspirantes y demsiado buenos a la Jarra de Clarete. El de Barrika estuvo más cerca que nunca de ella, pero en el golf cada golpe cuenta y él se ha dejado unos cuantos en Royal St. Georges. El próximo año, la cita con The Open Championship será en Saint Andrews, la meca del golf, y Jon Rahm, siempre abrazado a la historia de su deporte, estará allí para ganar.

Clasificación final