El fútbol, siempre caprichoso, deparó en el partido de las nueve un guion casi clavado al que había seguido minutos antes el España-Croacia. Se adelantó Suiza ante la candidata a todo, pero Francia hizo de tripas corazón y se puso 1-3 después de que los helvéticos fallaran un penalti que bien pudo cambiar la historia. Pero entonces resurgieron los suizos para devolver el 3-3- al marcador en el 90. A diferencia de lo que había hecho España, Francia fue incapaz de matar el partido en la prórroga y llegaron los penaltis. Cara o cruz, vida o muerte. Marcó Suiza sus cinco y el quinto de Francia se lo reservó el deseado, Mbappe, la estrella, que lo marró dejando a Francia fuera y emparejando a Suiza con España.