a llegado el Tour de Francia. Tenía muchas ganas de empezar. Como siempre ocurre en la carrera francesa, la salida desde Brest ha sido rapidísima. Se sabía que la fuga se lucharía muchísimo porque hay demasiados intereses. Se iba a pelear por cada palmo de terreno. La fuga ha tardado 30 kilómetros en consolidarse y hemos volado a través de un terreno realmente incómodo, en continuo sube y baja. Eso desgasta mucho. Esto es el Tour, es la primera etapa y había muchísima tensión. A falta de 45 kilómetros para la meta, una espectadora ha provocado una caída en la parte delantera del grupo en las que nos hemos visto muchos involucrados. Por suerte no hemos tocado suelo y eso es muy importante. Eso si, nos hemos pegado el primer calentón para volver a entrar en el pelotón. Por delante se ha esperado y hemos entrado todos. De cara a meta, íbamos muy, muy rápidos. Se notaba una tensión tremenda. Se percibía que podía haber una caída más pronto que tarde. Así que hemos decidido ir a la parte delantera. Estábamos muy bien situados, pero la caída se ha producido justo donde estábamos. Nunca se sabe qué puede pasar. Yo he tenido suerte. Solo he tenido un golpe en la cara. Ion Izagirre se ha llevado varios golpes pero puede seguir en carrera. En la cota final se iba realmente fuerte. Alaphilippe ha atacado y nadie ha podido seguirle. Es el primer líder de un Tour en el que Pogacar y Roglic se marcan de cerca. Tengo la impresión de que nos esperan días muy complicados en la Bretaña.