- “Las cronos van de saber agonizar, de llegar al límite del sufrimiento en muchos puntos per sin sobrepasarlo”, destaca Pello Bilbao (25 de febrero de 1990, Gernika), campeón de España contrarreloj. Suena a castigo la sentencia del gernikarra, que mañana tratará de reeditar el título de la especialidad en un trazado de 32 kilómetros en Busot. Las prueba en Ruta se disputará en La Nucía el domingo. “Me gusta el trazado. Es un recorrido propicio para mí. Es una crono exigente. Tiene cambios de ritmo, bajadas técnicas y es necesario ser capaz de gestionar la agonía. Saber dónde puedes respirar y en dónde buscar los límites. Además es una distancia equilibrada”, desgrana el ciclista. Pello Bilbao asume que después de la disputa del Giro de Italia, una carrera que conduce a una fatiga extrema, tiene las “dudas propias” de ver cómo responderá al cuerpo en su regreso a la competición, “pero la idea es hacer una buena crono y tratar de retener el título”.

El vizcaíno se asomó tarde al proceloso océano de las cronos, una disciplina repleta de aristas, en la que la soledad, la aerodinámica y la perversa geometría de la cabra, la bicicleta que invita a la tortura y al padecimiento, establecen las reglas de juego. Son pocos a los que le entusiasma rodar en solitario sobre una postura incómoda, más propia de contorsionistas. “En mi caso, como en el de muchos, pensaba que no sería bueno en las cronos. No quería ni verlas en pintura”, recuerda Bilbao sobre sus primeras impresiones cuando se trataba de las cronos. El gernikarra era capaz de “mover muchos vatios y volúmenes”, pero era incapaz de plasmar esos datos de las carreras y los entrenamientos en una especialidad que exige muchísimo.

El acercamiento de Pello Bilbao al universo de la lucha contra el reloj se produjo de modo gradual. Al comienzo era refractario, pero se impuso su visión de aprovechar al máximo su potencial. “Yo tengo una mentalidad muy economicista. Me gusta gastar las fuerzas donde puedo mejorar”, subraya el vizcaíno, que entendió que el latifundio de las cronos era un territorio hostil, no precisamente cómodo, pero que ofrecía claras posibilidades de progreso. Sus ganas de aprender y de mejorar le impulsaron hacia ese “reto”. Emprendió el vizcaíno un viaje hacia el conocimiento de una nueva materia a través de la curiosidad y del deseo de ser mejor, de convertirse en un ciclista más completo. “Detrás de las cronos existe toda una ciencia, algo que me trasladó Iván Velasco cuando estábamos en el Astana. El objetivo era el trasvase de mis capacidades a la especialidad. Entendí que podía mejorar si era capaz de controlar los factores inherentes a la disciplina”, analiza el gernikarra, que se adaptó al lenguaje de las cronos “metiendo muchísimas horas en el velódromo, buscando la mejor postura posible para ser eficaz con la aerodinámica y el pedaleo”. Además, al menos una vez por semana, el vizcaíno entrena con la bicicleta de contrarreloj. La repetición es imprescindible en la metodología de las cronos, que penaliza muchísimos los errores. “A partir de ahí vi que fui mejorando”, establece Pello Bilbao.

La insistencia en el trabajo provocó el despegue del vizcaíno. Los resultados fueron apareciendo en su cuaderno de bitácora a medida que amplió el radio de acción sobre la bicicleta de contrarreloj. Eso estimuló al gernikarra. “Cuando ves que mejoras, te motivas. Primero quieres estar entre los diez mejores, después entre los cinco y luego buscas ganar”, expone Pello Bilbao, consciente de que en la contrarreloj el aspecto mental es básico para rendir al máximo. “Mentalmente tienes que ser fuerte. La crono te obliga a tener una motivación muy especial. Tienes que estar muy convencido de salir a sufrir. Es una idea que tienes que tener muy interiorizada. Estás tú solo, con tu sufrimiento, calculando hasta dónde puedes llegar. Tienes que estar muy concentrado y tener muy claro que tienes que estar motivado desde el comienzo. Te mides a ti mismo”. Además de medirse a uno mismo y al inmisericorde reloj, también está la huella de los rivales. “Esa es una variable incontrolable”, concede Pello Bilbao, dispuesto a la reválida.

“En mi caso, como el de muchos, no quería ver una crono ni en pintura, creía que no valía”

Ciclista del Bahrain