El Barcelona se coronó el pasado martes como merecido monarca liguero y casi todos los flashes mediáticos apuntaron con todo merecimiento a la asombrosa figura de Pau Gasol. La leyenda de Sant Boi, al que el capitán Pierre Oriola concedió el honor de levantar el trofeo de campeón, ha sido el indiscutible nombre propio de estos play off por el título en las filas culés al margen de Cory Higgins y Nikola Mirotic.

A punto de cumplir en julio las 41 primaveras y tras casi dos años sin competir tras la grave lesión en el pie que le llevó por la calle de la amargura, su rendimiento en esta recta final de temporada ha sido simplemente espectacular. Con 146 créditos de valoración en los 126 minutos que le ha concedido Jasikevicius en los ocho partidos del Barcelona en las eliminatorias por el título, Gasol ha sido un factor diferencial para un Barcelona armado hasta los dientes y sostenido por una exuberancia física que le ha convertido en un rival inalcanzable para el resto.

Convertido en el escudero perfecto de Brandon Davies en el puesto de cinco, el doble campeón de la NBA acaba de demostrar que todavía le queda cuerda para rato y que, si se lo propusiera, podría seguir alguna temporada más en activo.

Está por ver si Gasol se concederá un último baile tras su casi segura participación en los Juegos Olímpico de Tokio, el glamuroso objetivo donde aspira a un último baño de gloria antes de su retirada definitiva. Su buen amigo Juan Carlos Navarro -manager de la sección de baloncesto culé- desveló ayer que tendría un hueco en el proyecto de la próxima campaña si así lo deseara y el barcelonismo ya es un clamor para que continúe una campaña más a las órdenes de Saras.

Sin embargo, todo hace indicar que el del martes fue el último servicio al Barça de un icono con el cuerpo muy magullado como para vivir otro año de máxima exigencia en la Ciudad Condal. "Vivir un momento así con casi 41 años, acabando de ser padre hace unos meses, es algo muy especial que nunca he vivido como jugador. Lo he dicho siempre que puede ser el último partido, sobre todo cuando estás ya a estas alturas, que has batido todos los pronósticos, sobre todo con la lesión y todo. Toca descansar y plantearse un poco el futuro pero estoy muy contento de haber podido jugar a este nivel a estas alturas de mi carrera", explicó a pie de pista en los micrófonos de Vamos al poco de la segunda victoria ante el Real Madrid.

Viendo sus sobresalientes evoluciones, nadie diría que Gasol haya pasado por un auténtico calvario para volver a las canchas. Los suyos han sido unos minutos racionados al máximo por parte del técnico lituano pero de máxima calidad. Una estrella con sus virtudes casi intactas y para quien parece no haber pasado el tiempo ante lo que sigue siendo capaz de hacer.

Capaz de abrirse al exterior y sacar a Walter Tavares de su zona de influencia con el fin de lucir su todavía eficaz muñeca o cual trailer correr la parte central de la pista como un auténtico poseso para culminar un contragolpe mediante un mate previa asistencia de Calathes, el icono catalán ha tapado las bocas que auguraban un paso con más pena que gloria por el Barça.

El subcampeonato de la Euroliga en Colonia, el único título que se resiste en un dilatado palmarés, acaso será la única espinita clavada de este regreso de Gasol. Micic y Larkin, los demonios del Efes, se interpusieron en su camino.