-Barbora Krejcikova está tocando el cielo en París después de tres semanas en las que ha dado un giro a su carrera en el tenis. Considerada hasta ahora una especialista en dobles, que de hecho hoy puede ser número 1 del mundo si gana la final, logró su primer título individual de Grand Slam en solo su quinta participación en un grande tras vencer a Anastasia Pavlyuchenkova (6-1, 2-6 y 6-4) en un duelo de alternativas. Es el segundo título WTA para la jugadora checa, que la semana anterior a Roland Garros había estrenado su palmarés en Estrasburgo, y es la sexta tenista que estrena su palmarés en los Grand Slams en los últimos seis años en la tierra parisina, un territorio abierto en el que nadie repite título desde 2007. El tenis femenino dejó otro desenlace imprevisto y es que Krejcikova es la decimoctava campeona de Grand Slam en activo. Once de ellas lo han logrado en los últimos seis años.

También la de Brno es la primera jugadora checa que logra ganar Roland Garros desde que Hana Mandlikova lo hizo en 1981, aún bajo bandera de Checoslovaquia. En sus discursos de los últimos días, y ayer también, la nueva campeona se acordó de la fallecida Jana Novotna, que nació también en Brno y fue la ídola y mentora de Krejcikova cuando empezaba a jugar en su academia. “Fue una gran deportista, muy humilde y me gustaría ser como ella. Ella cuida de mí”, afirmó.

Y que le entregara la copa de campeona la leyenda Martina Navratilova, nacida en Praga y que tuvo que huir de la dictadura comunista, no hizo más que cerrar el círculo en un torneo que no ha hecho más que resaltar el poderío del actual tenis checo, quizás el más profundo del mundo. Porque la campeona junior de este año, Linda Noskova, también es checa y también sucede en el palmarés de las jóvenes a Mandlikova. Y Barbora Krejcikova y Katerina Siniakova pueden ganar hoy en dobles y la doble campeona lograría algo que nadie consigue desde 2000 cuando Mary Pierce firmó el doblete. “Supongo que muchas cosas cambiarán a mi alrededor a partir de ahora. Pero yo seguiré siendo esa chica de una pequeña ciudad en la que solía jugar al tenis contra una pared”, reconoció Krejcikova, que tiene ya 25 años y pese a su corta experiencia en estas lides se ha manejado con gran aplomo en las rondas finales. Su psicólogo la ayudó a “no entrar en pánico” y tras ganar el primer set de la final con mucha claridad, tuvo que resistir la remontada de Pavlyuchenkova, que elevó su agresividad, pero acabó muy mermada físicamente. La checa mantuvo el control en su variado juego, sacó 35 golpes ganadores y cerró el partido no sin cierta polémica ya que la última bola que le cantaron mala a la rusa había sido buena.

“Si el juez estaba seguro, ¿qué podía hacer?”, se resignó la rusa, que echó de menos su saque en los juegos decisivos y también destacó el trabajo psicológico que le ha hecho enlazar semifinal en Madrid y final en Roland Garros. Tiene ya 30 años, pero “espero que si vuelvo a estar en una final, lo pueda manejar mejor. Llegar más fresca y jugar mejor. Quiero creer que lo mejor está aún por llegar”.