MANCHESTER CITY: Ederson; Zinchenko, Dias, Stones, Walker; Gündogan, De Bruyne (Jesús, m.59), Silva (Fernandinho, m.64); Sterling (Agüero, m.77), Mahrez y Foden.

CHELSEA: Mendy; Chilwell, Rudiger, Silva (Christensen, m.38), James, Azpilicueta; Jorginho, Kanté; Mount (Kovacic, m.80), Werner (Pulisic, m.66) y Havertz.

Goles: 0-1, m.42: Havertz.

Árbitro: Antonio Miguel Mateu Lahoz (ESP). Amonestó a Gündogan (m.35) y Jesús (m.88), por parte del City, y a Rudiger (m.57), por parte del Chelsea.

Estadio: Do Dragao (Oporto) ante 14.110 espectadores.

- La partida de ajedrez, el encuentro de estrategas, la batalla de pizarras se decidió por un chispazo. Un magistral pase de Mason Mount a Kai Havertz que derrumbó las esperanzas de ser campeón de Pep Guardiola y su Manchester City y colocó la segunda Champions a las vitrinas del Chelsea (0-1). Como si de la final de 2012 se tratara, el Chelsea volvió a emerger como no favorito para dar la sorpresa y apoyarse en el dibujo de Thomas Tuchel, la genialidad de sus jóvenes y la experiencia del capitán para conquistar la segunda Liga de Campeones y negar a Guardiola una miel que se le resiste desde hace diez años y que tendrá que seguir persiguiendo con un City primerizo e inadaptado a estos partidos.

La final, decidida por la experiencia, se quitó sus vestiduras de partida de ajedrez para dar paso a un ida y vuelta frenético, que dejaba en paños menores a la previsiones de encuentro cerrado. El City cazó a la defensa del Chelsea, aún desperezándose, con un pelotazo en largo de Ederson hacia Sterling, al que anuló Reece James en el último instante. Pero en esta locura de inicio, inesperado, había una constante respecto al resto de la temporada: la imprecisión de un Timo Werner negado de cara al gol.

El alemán dispuso de dos en espacio de cinco minutos. Un remate al aire con todo a favor en la frontal del área chica; un disparo delante de Ederson que mandó al muñeco. Respondió el City con un mano a mano de Phil Foden que sacó ‘in extremis’ Rudiger. Y en el culmen de todo se lesionó Thiago Silva, consciente de que la fortuna le negaba otra oportunidad como el año pasado.

Pero el golpe no ahogó al Chelsea. Seguía incómodo el City, acostumbrado a dominar y no a que lo dominen, y Mount encontró la llave. El mejor jugador blue de la temporada quebró a la defensa citizen con un pase entre líneas que dejó solo a Havertz. El germano se fue a trompicones de Ederson y a puerta vacía avisó del jaque mate. Dio 45 minutos a Guardiola para reaccionar.

El técnico español se había equivocado prescindiendo del mediocentro defensivo, Fernandinho o Rodri, en pos de un equipo más ofensivo. Tenía una parte para ser el sexto equipo en remontar una final que llegaba perdiendo al descanso; el primero en ganar su primera Champions remontando desde el Oporto en 1987. El Chelsea estaba ya atrás con todo; el City, sin ideas, lanzando centros sin sentido, como si su sistema y Guardiola se hubieran bloqueado al notar la cercana mirada de la Champions. Fueron los Blues los que se rindieron al campo, con su segunda Champions en el bolsillo.