Los cambios en los banquillos siempre suponen una oportunidad para aquellos jugadores que en la etapa anterior no estaban contando con muchas oportunidades y Pere Pons encarna a la perfección el ejemplo de lo que supone contar con la confianza de un entrenador. Del centrocampista catalán se esperaba un paso adelante en su segunda temporada en el Deportivo Alavés, sobre todo teniendo en cuenta que iba a coincidir de nuevo con un Pablo Machín que fue su descubridor en Girona, pero una tempranera lesión y la destitución del soriano le condujeron a la irrelevancia. Ni siquiera secundario con Abelardo, de la mano de Javi Calleja se ha convertido en gran protagonista al apostar en muchas ocasiones el preparador madrileño por tres mediocentros.

Y en esa configuración, el futbolistas de San Martí Vell ha recuperado esa versión de correcaminos capaz de ocupar mucho espacio mediante un despliegue físico descomunal. Aportación defensiva para cerrar espacios y presencia en el ataque irrumpiendo por sorpresa desde la segunda línea. Así rubricó el gol que abrió la cuenta hace un par de jornadas ante el Levante y ayer, frente al Granada, repitió suerte con un nuevo disparo preciso aprovechando un mal despeje de Aarón para hacer el 1-0 que allanó el camino a la permanencia. Un éxito en el que Pons ha sido un factor clave desde la llegada a Mendizorroza de Calleja.

En los tradicionales sistemas con dos centrocampistas, Pons no ha tenido continuidad como pieza importante en Vitoria. Ya la pasada campaña le costó mucho hacerse con un hueco en los planes de Asier Garitano, pero esa suerte cambió en el inicio de la presente con Machín en el banquillo y tres mediocentros sobre el verde. El soriano confió desde el principio en un jugador al que conocía a la perfección de sus años juntos en el Girona. De ahí su indiscutible titularidad en las primeras seis jornadas, hasta que una lesión le dejó en el dique seco durante casi tres meses. Regresó en Cádiz, justo en el último partido de su mentor, y la llegada de Abelardo, con el que solo fue una vez titular, le condenó al ostracismo.

Otro más que parecía perdido para la causa aunque no ocupase titulares como algún otro compañero, pero para quien la vida también cambió con la llegada de Calleja. No en vano, ha tenido minutos en los ocho partidos del preparador madrileño, partiendo en el once titular en cuatro de ellos. El gerundense se ha beneficiado de esa configuración del centro del campo tan peculiar por la que apuesta el técnico, con la renuncia a uno de los extremos para dar cabida a un perfil más todoterreno. Y ahí Pons ha sido una pieza fundamental las últimas semanas.

Con las espaldas cubiertas por un pivote posicional y acompañado de otro centrocampista móvil, el catalán se sintió ayer de nuevo a sus anchas circulando con libertad de movimientos por todo el campo. Arriba y abajo, apoyando en todas las tareas y, de nuevo como contra el Levante, apareciendo con precisión y puntería en el área para, tras recuperar un balón muerto, hacer el 1-0 con un poderoso disparo que allanaba el camino hacia la victoria y la permanencia.

Un nuevo grito de liberación, la confirmación de que, al fin, Pons se siente un jugador importante en unas funciones que tan bien desempeñó el Girona. Un hombre recuperado para la causa gracias a la mano izquierda de Calleja.

El gerundense se ha hecho un hueco en los planes del nuevo entrenador, que ha apostado recurrentemente por tres mediocentros