e roble francés, que -opinan los expertos- respeta mejor las características del vino sin marcarlo en exceso; el Quercus Petrea. Lo he leído, que de vino tampoco sé, aunque no falté a clase y viva rodeado de viñas, bodegas y gentes con paladar y olfato, propietarios y profesionales. Como al mejor de los néctares el tiempo nos ha hecho mejores. Que ya es decir. En casos y nombres concretos. A otros, por el contrario, el tiempo, que no pasa en balde -pesan los años, qué coño los kilos, mucho menos estos- sólo ha hecho que acentuar los defectos. Digamos que, la madera, a éstos últimos, les ha acentuado con artificio la sustancia insustancial.

Hecho el preámbulo al artículo de los añejos, expertos, curtidos y experimentados deportistas, más fósiles unos que otros, algún trasnochado -estos sí que han sabido hacérselo- vayamos a ocuparnos de los jóvenes y “jóvenas” que han representado a nuestro territorio en el Interprovincial para yogures sin fecha de caducidad. Un orgullo y premio para los que el paso del tiempo no ha birlado un ápice de ilusión, ganas y carácter competitivo.

Jordi Monreal y Blanca Laespada tuvieron que lidiar en sus respectivos grupos, asunto complicado. Reses bravas y resabiadas, con menos fuerza que actitud, a las que hay que saber llevar, mezclar, no picarlas en exceso y enseñarles el capote sin que se les doblen las rodillas en el momento decisivo. Están dotados. Ambos. Laespaday Monreal, maestros de la lidia, tuvieron la fortuna de que nadie en sus grupos viviera la experiencia dándose cornadas entre sí. Los resultados no acompañaron. Cayeron los chicos por idéntico marcador ante Vizcaya y Guipúzcoa y, tampoco tuvieron fortuna las chicas ante sus homónimas de los territorios limítrofes. “Monje y Franco protagonizaron un partido intenso y disputado hasta el tercer set contra Vizcaya”, apunta Laespada, que destaca “la pareja Angulo-Samaniego que apretaron de lo lindo a sus rivales y el buen hacer de Miren y Aldasoro, enormes ante Guipúzcoa y desafortunadas en el punto de oro”. Monreal, capitán de los hombres, subrayó “el triunfo de García-Ariño y Fez-Miranda ante Vizcaya, el equilibrio del dúo Urbina-Monreal en su victoria y la compenetración Ariño-Obregón para sumar ante Guipúzcoa”, el dúo imbatible.

A los seleccionadores de ambas escuadras les pedimos que nos permitieran conocer a cada uno de sus hombres y mujeres con una palabra. Y quedó así.

Equipo femenino de veteranas. Montse, veteranía. Patri, fiesta. Sonia, risitas. Eli, todo terreno. Iru, aúpa pues. Miren, ángulos. Lidia, aceleración. Edur, riojas. Esti, fuerza. Lucía guidilla. Y, Bea, sudor.

El estratega masculino hizo así su tarea. Garayo, luchador, Yayo, toque. Obregón, acero. Díaz, listo. Urbina, MVP (*). García-Ariño, esencia. Igor Glez, aceleración. Posse, aguerrido. Riki, habilidad. Xabi, zurdito. Fernández-Miranda, martillo. Juste, orden. Ruiz de Azua, definición. Y Fraile, x3man.

Lo mejor del grupo es el grupo en sí mismo y el amor al deporte. La constancia y la perseverancia de cada uno de sus integrantes. La disponibilidad y la disciplina al servicio del grupo. Y la idea troncal: pasarlo bien y disfrutar. Y si se diere el caso, además, echarle ganas y ganar.

(*) Nota del autor. Doy fe, no es una errata.