- Los vaivenes y la inconstancia, en esa apariencia bipolar de las últimas jornadas, describen el momento del Atlético de Madrid; un líder en el alambre, salvado por Jan Oblak frente al Alavés, por Renan Lodi ante el Huesca o por el palo ante el Elche, camino de jugarse la Liga en el Camp Nou, donde sólo la victoria le garantiza no depender de nadie más que de sí mismo.

La resistencia de la que habló Diego Simeone después del 1-1 contra el Betis es hoy supervivencia, después del 0-1 con el que se impuso en el estadio Martínez Valero, del que salió indemne por la intervención de un poste decisivo, cuando Fidel estrelló contra él su pena máxima, entre la estirada hacia ese lado de Jan Oblak.

Fue la consecuencia del recurrente paso atrás, entre la duda de si responde a una intención asumida o a la inercia del encuentro a favor, si es más por decisión propia, como pareció en el Martínez Valero, incluso con algunos cambios en ese sentido de Simeone (Koke por Correa o Saúl por Luis Suárez), o por fuerza de su rival.

"Cuando no cierras el partido, ya sabemos lo que sucede con el 1-0, que siempre te genera esa concentración, esa presión y ese peligro que se te pueden escapar dos puntos, que hoy, claro, que son determinantes", dijo Simeone tras el 0-1 al Elche, en el que, como otros tantas veces, el Atlético terminó replegado atrás.

Y encomendado a ese ejercicio que tanto acostumbra últimamente de proteger una renta mínima en torno a su portero, expuesto a cualquier contratiempo o circunstancia, al filo del golpetazo, comprometido como está su liderato y presionado como se siente por sus rivales directos, entre versiones divergentes a cada rato.

El Atlético del primer tiempo contra el Elche, ganador, concluyente y ambicioso, no se pareció en nada al que se conformó con un 0-1 después. Suele ocurrirle últimamente. No hay regularidad ni siquiera dentro de un partido. Le pasó contra el Athletic Club, derrotado por 2-1; contra el Huesca, al que ganó 2-0 porque con 1-0 Lodi se cruzó definitivo ante Sandro Ramírez; o contra el Eibar, con 40 minutos infames con los que acabaron los goles de Ángel Correa.

Son los ejemplos más recientes, en concreto los últimos cuatro encuentros, de un equipo que sólo ha perdido uno de ellos, en San Mamés, que ha ganado los otros tres -todos rivales que compiten por esquivar el descenso- con su portería a cero, pero que ni siquiera eso oculta la inestabilidad que desprende el Atlético, entre un colectivo que no funciona como antes, que no es nada constante. Tampoco desborda como antes ni es tan contundente en ningún sector.

Pero su liderato es innegable. ¿Y es el favorito? "No estamos en momento de pensar, estamos en momento de hacer", esquiva sobre quién es el candidato número al título Diego Simeone, que se queda con las "cosas positivas" del 0-1 al Elche, con el "gran partido de Carrasco y Hermoso, con el muy buen trabajo de Savic y Giménez con Trippier, con el muy buen partido de Llorente, con el partidazo de Kondogbia, con que Suárez volvió a jugar casi 86 minutos..."

Y el sábado aguarda el Barcelona en el Camp Nou, con la victoria como la única fórmula para seguir dependiendo de sí mismo para ganar LaLiga Santander, para mantener un liderato que ha sido suyo durante las últimas 17 jornadas, que asumió para no bajarse de él el 16 de diciembre, precisamente cuando el equipo azulgrana, tan lejos entonces, tan cerca ahora, ganó a la Real Sociedad en ese estadio.

"Sabemos que es un duelo decisivo para nosotros", asume Mario Hermoso, el elegido para el lateral izquierdo frente al Elche por la baja por una lesión muscular de Renan Lodi, que iba a ser el titular en ese encuentro de no haber sufrido esa dolencia y que probablemente tampoco estará disponible en el estadio del Barcelona.

Los de Simeone se salvaron gracias a Oblak contra el Alavés, a una intervención de Lodi frente al Huesca y al palo en el Martínez Valero

El juego del equipo dista mucho del exhibido en el tramo inicial del campeonato, donde fue mucho más contundente