Uno de los grandes problemas que ha agudizado dramáticamente el coronavirus desde su inesperada irrupción en el día a día de todo el planeta es el de la soledad. Más allá de los millones de muertos que ha producido y los largos procesos de convalecencia de muchos de los afectados, la pandemia ha condenado a muchísimas personas a un doloroso aislamiento. Tanto los enfermos como quienes no han contraído el virus se han visto obligados a una reclusión forzosa que, en no pocos casos, se ha convertido en un castigo añadido extremadamente difícil de sobrellevar.

Pero esta soledad no se ha limitado únicamente a la vida cotidiana de los ciudadanos sino que ha tenido su reflejo en otros muchos ámbitos. Uno de los más importantes el del deporte profesional, que se ha visto privado de una de sus principales razones de ser desde el mes de marzo del año pasado. Primero tuvo que ser suspendido y, cuando pudo retomar su actividad, no tuvo más remedio que hacerlo a puerta cerrada, sin el calor de los aficionados. Una realidad que se mantiene vigente en la actualidad. Sin embargo, el final de esta dolorosa soledad podría estar cerca. Al menos, esa es la intención de algunos de los organismos que están capacitados para adoptar esta decisión.

Algunos de los implicados, como las patronales de los clubes de fútbol y de baloncesto (LaLiga y la ACB respectivamente) hace tiempo que vienen reclamándolo, pero hasta ahora siempre se habían encargado con la respuesta negativa del Consejo Superior de Deportes, que es quien tiene la última palabra. Sin embargo, este organismo parece haber abierto una pequeña rendija a la posible reapertura de los estadios deportivos.

Se trabaja en dos hojas de ruta para este hipotético regreso. La primera supondría reabrir los campos el segundo fin de semana de mayo, coincidienco con el teórico decaímiento del estado de alarma. De esta manera las cuatro últimas jornadas de Primera División (en las que el Alavés actuaría como local ante Levante y Granada) se jugarían con público en las gradas. También ocurría lo mismo con el cierre del campeonato en Segunda y las eliminatorias por el título de la ACB.

Si no fuera posible esta alternativa, la reapertura de las puertas se retrasaría una semana. En ambos supuestos, en cualquier caso, el regreso de los aficionados sería en un porcentaje no superior al 25% de la capacidad de los estadios y cumpliendo con unas estrictas medidas de control. Así, por ejemplo, las entradas serían nominales y se fijaría una hora de entrada exacta, los accesos y las salidas serían escalonados, se establecerían zonas perimetrales, sería obligatoria la mascarilla, estaría prohibido levantarse, comer y fumar y se eliminarían las gradas de animación. Un conjunto de medidas con el que se pretende minimizar el riesgo y llevar a cabo un ensayo general de cara a la próxima temporada.

Esta hoja de ruta que busca reunir de nuevo al deporte profesional con sus seguidores debe recibir no obstante el visto bueno del ministerio de Sanidad, algo que todavía no está garantizado. Además, otras instituciones, como el Gobierno Vasco, ya han mostrado abiertamente y de manera oficial su rechazo frontal a esta opción en las condiciones actuales de la pandemia.

Opciones. El CSD y los clubes estudian de reabrir los estadios para las cuatro últimas jornadas de Primera o, en el peor de los casos, para las dos últimas.

Restricciones. Se limitaría el aforo al 25% y se establecerían entradas y salidas escalonadas y otras medidas de control.

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Meses se cumplirán el próximo 6 de mayo desde que el Alavés disputó su último partido con público en Mendizorroza.

Trabajan en una hoja de ruta que abriría las puertas en las cuatro últimas jornadas o en los dos últimos duelos en el peor de los casos

La medida necesita contar también con el visto bueno del ministerio de Sanidad, que no es tan favorable como los otros organismos