El pasado fin de semana la temporada del Kutxabank Araski llegó a su fin con una derrota contra el Campus Promete. El conjunto gasteiztarra ha vivido la campaña más atípica de sus 11 años de historia, condicionada por la situación de emergencia sanitaria.

Si hace un año fue el equipo revelación al terminar en quinta posición, esta campaña ha bajado sus prestaciones y ha tenido que conformarse con mantenerse un año más en la máxima categoría del baloncesto femenino estatal. Las entrenadas por Madelén Urieta se quedaron fuera de la Copa y tampoco han logrado la clasificación para el play off al ocupar la 12ª plaza.

Con la temporada 2020-21 finalizada antes de lo esperado, la entrenadora de Amurrio hace balance de todo lo vivido en los últimos meses. "Creo que hemos tenido varias notas a lo largo de la temporada. En algunos momentos ha sido un aprobado justo y en otros un notable. Le pondría un bien, pero nosotras siempre somos exigentes y queremos hacerlo de sobresaliente", afirmó Urieta.

Para ella, lo más positivo es que "el equipo ha competido contra todos los rivales, excepto en dos partidos", mientras que la parte negativa ha sido "no contar con el apoyo de la afición y que las jóvenes de la cantera no hayan podido interactuar tanto con el primer equipo como en otras temporadas".

En cualquier caso, es evidente que los resultados, con 12 victorias y 18 derrotas, no han acompañado al equipo, sobre todo si se comparan con ediciones anteriores. La plantilla no ha rendido al mismo nivel que la pasada temporada y ello se debe en parte a su confección.

"Tomamos riesgos para tener un juego exterior fuerte con la llegada de Anna Cruz, debilitando un poco el interior. Sin embargo, Cruz no funcionó como esperábamos y nos trastocó los planes". A ello se le sumó la lesión de Tania Pérez, que debilitó aún más el potencial verde. "Hemos tenido una rotación muy corta y se ha notado. El equipo ha acusado más el cansancio que rivales con rotaciones más largas", lamentó. Las expectativas eran elevadas y eso "sumó presión en los primeros partidos", aunque no estima que haya influido en la clasificación final.

LOS EFECTOS DE LA PANDEMIA Para clubes humildes como el Araski, el covid-19 ha tenido un impacto enorme. "Nuestros ingresos dependen de los patrocinadores y de los abonos y entradas que vendemos. El haber jugado sin público ha afectado al presupuesto", lamentó la alavesa, que deberá tener en cuenta las limitaciones económicas a la hora de planificar la próxima campaña.

"Los demás equipos han crecido y cada vez más clubes de la ACB tienen sección femenina. La Liga Femenina Endesa está cada vez más disputada y eso es una pasada. Nosotras tendremos que mantener nuestras señas de identidad, con muchas jugadoras nacionales, valores y compromiso para competir con ello", advirtió.

Madelén Urieta es una de las entrenadoras más reconocidas de la competición y su trabajo no ha pasado desapercibido por la selección española. A pesar de ello, su cabeza está en Vitoria-Gasteiz. "Es pronto para pensar en otras opciones. Mi intención es seguir, estoy orgullosa de pertenecer a esta familia", aseguró.

De momento, tiene mucho trabajo por delante para que el equipo mejore la próxima temporada. "Es verdad que ha sido un año muy raro y difícil. La pandemia nos ha condicionado, pero no hay excusas. Tenemos que cambiar el discurso y ser más positivos. Que no nos pueda el virus, hay que ir a por él", sentenció Urieta, que alberga la esperanza de que el baloncesto femenino regrese cuanto antes a la normalidad.