- Conquistado por aplastamiento el reino de la Tirreno-Adriático, Tadej Pogacar, un querubín, sonreía con aspecto inocente antes de la ceremonia del podio, donde posó con el tridente de Poseidón. Es un dios Pogacar. De los Dos Mares y de la tierra. Del planeta ciclismo. “¡Estoy muy contento con la actuación de hoy y con este éxito! Después de ganar el UAE Tour, ahora repito triunfo en la Tirreno-Adriático. Es, sin duda, un comienzo fantástico de temporada”, dijo el esloveno. En el latifundio de Pogacar posó con satisfacción Mikel Landa, que mantuvo la tercera plaza en la crono de clausura tras sostener la ventaja que disponía con Egan Bernal. El murgiarra cierra la carrera italiana con un podio que le refuerza para sus próximos compromisos.

“Estoy muy feliz. En el pasado tuve algunas malas experiencias pero he hecho una buena crono. Respeto a Bernal, pero sabía que podía mantener mi lugar en el podio. Al inicio de la carrera vimos quiénes eran nuestros competidores. Había diez o quince corredores que están entre los mejores del mundo. Terminar en el podio es una buena señal, estoy en el camino correcto para el Giro”, argumentó Landa. Solo Pogacar, el emperador, y Van Aert, otro ciclista majestuoso, han superado a Landa, que sale reforzado de su periplo en Italia, donde siempre se ha postulado entre los mejores de una Tirreno-Adriático asombrosa, un festín para los sentidos que ha disparado aún más la cotización de Pogacar, campeón abrumador. Acceder al esloveno es una quimera. Pogacar, imbatible, continúa con su leyenda. Siempre que lidera una carrera se la lleva envuelta en papel de oro. Así es su ciclismo. Al fenómeno Pogacar le miraba con ojos de orgullo Mauro Gianetti, CEO del UAE. El suizo ha encontrado un pozo de petróleo en el esloveno, el ciclista capaz de todo. Nada se le resiste. Es un prodigio sin parangón. Pogacar barre en todos los frentes.

Al esloveno lo mismo le da la alta montaña, con su triunfo en Prati di Tivo, que exhibirse en una etapa homérica con aspecto de clásica para después enfatizar su dominio en la Tirreno-Adriático con una actuación sobresaliente en una crono plana de 10 kilómetros cosida al mar con los badenes y el asfalto mal cuidado como únicos elementos de distracción. Incluso en un escenario semejante, en un trazado para especialistas puros, el teatro ideal para la obra maestra de gigantes de 80 kilos que frisan el 1,90 metros, tipos que son palanca y potencia, Pogacar, el infinito, solo fue un segundo más lento que Ganna, campeón del Mundo de contrarreloj. No es un dato menor, precisamente. El italiano, que era el gran favorito después de haber vencido en las últimas ocho cronos que corrió, fue tercero por detrás de Küng, campeón de Europa, y Van Aert, un ciclista multiherramienta que se despliega con éxito en distintos ecosistemas. Pogacar, Van Aert y Van der Poel alimentan la nueva revolución del ciclismo. Dorsales desacomplejados, voraces competidores. Al resto no les quedan ni las migas. El belga fue el mejor en San Benedetto del Tronto con una actuación de tal calibre que pudo con los forzudos de las manecillas, tipos que retuercen el reloj, como Küng o Ganna. Van Aert arañó 12 segundos a Pogacar. Insuficiente. El líder disponía de un colchón de 1:15 minutos. El sideral Pogacar completó una crono fantástica sin necesidad de arriesgar. La preocupación del esloveno era el asfalto. No teme a los rivales. Su dominio ha sido insultante. Apabullante.

En otra dimensión, Landa se defendió de maravilla en la crono ante Egan Bernal, el único que acechaba el podio del murgiarra, muy sólido durante toda su travesía en Italia. Landa partía con una renta de medio minuto sobre el colombiano, que solo pudo restarle una docena de segundos en una ciudad de veraneo sin veraneantes. Una postal triste asomada al mar enmarcada por palmeras, centinelas de la nostalgia de los tiempos mejores, los que huyen con el invierno y que la pandemia ha congelado. En medio de la distopía, Landa subrayó su buena senda hacia la Itzulia. En la carrera vasca se encontrará con Pogacar, el rey de reyes.

Séptima y última etapa

General final