- Todos los días no pasea por el centro de la capital alavesa un cuatro veces medallista olímpico con infinidad de éxitos a sus espaldas en los Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos. Saúl Craviotto, un reconocido piragüista y policía de profesión que sin embargo consiguió en su día una mayor repercusión mediática fuera del agua cuando ganó la segunda edición del Masterchef Celebrity, inauguró ayer al mediodía una tienda abierta por Finetwork en pleno corazón gasteiztarra. Mientras suscitaba la atención de algunos curiosos y saludaba a los presentes, repasó para este periódico una carrera jalonada de éxitos.

¿Conocía Vitoria?

-No, esta es mi primera vez. No he podido ver mucho de la ciudad, pero estoy alucinando. Es preciosa y con un encanto maravilloso. Ya me han recomendado algún restaurante por el Casco Viejo. También sé que hay pantanos y rías para que, si se diera el caso, pudiera entrenar aquí. En Euskadi hay grandísimos piragüistas y me consta que hay muy buenos sitios para la práctica de mi deporte. También es una cuna de deportistas importantes. De aquí han salido compañeros míos y medallistas.

¿En qué momento de la preparación se encuentra para los próximos Juegos Olímpicos de Tokio?

-Por fortuna, estoy en un punto donde ya veo el horizonte muy cercano. Los meses están pasando a un ritmo de vértigo. Me puse el mono de trabajo en octubre y digamos que el primer trimestre ya pasó. Quedan por delante otros dos trimestres y el gran desafío ya está a la vuelta de la esquina. Estoy en una gran forma a nivel físico y mental, las lesiones me están respetando y me encuentro con más ganas que nunca.

¿Cómo vive por dentro un deportista de élite una pandemia de estas características?

-La verdad es que me ha trastocado los planes como a cualquier trabajador de otra profesión. A todos nos ha pillado con el pie cambiado, pero no pasa nada. Al final, lo más importante es la salud. No representa una gran faena el hecho de alargar a cinco años el ciclo olímpico y tener que prepararme otra temporada más. Sí es cierto que en la parcela física he tenido que modificar la planificación, pero es algo salvable. Hay que pensar en lo realmente importante, que no es otra cosa que pase cuanto antes esta pesadilla, que todo el mundo esté bien de salud y a seguir entrenando para ver si podemos dar una alegría al país el próximo verano.

Tiene por delante el apasionante reto de conseguir una quinta medalla olímpica e igualar a una leyenda como David Cal. ¿Está doblemente motivado por ello?

-Si te digo la verdad, para mí no es un objetivo superar a David, al que considero además de un gran compañero un gran amigo. Ni mucho menos es mi reto diario el hecho de poder alcanzar sus mismas medallas o llegar a superarle en un futuro. Tan solo pienso en mí mismo y en mis objetivos como deportista. Siempre hay que marcarse metas en la carrera de uno y esto es lo que hace que mi ilusión sea máxima en este instante. Una quinta medalla sería algo increíble por razones obvias. Después de Tokio ya veremos si vamos a por otra o, por el contrario, digo basta y me planto. Hay que buscar motivaciones diarias y yo las encuentro.

¿Cómo es el espartano régimen de entrenamiento de una figura mundial de su talla?

-Hay muchísimo trabajo en la sombra que mucha gente desconoce. Entreno alrededor de seis horas al día de lunes a sábado. Hoy -por ayer- es lunes, estoy en Vitoria y no puedo entrenar, entonces tuve que trabajar el domingo cinco horas para compensar. Al final, perder un día de entrenamiento es algo muy complicado para nosotros y nos trastoca el régimen de trabajo de toda la semana. Básicamente hago agua, gimnasio, ciclismo, correr... Es un deporte muy completo al que, como no puede ser de otra forma, hay que dedicarle muchísimas horas si quieres llegar lejos.

Usted compagina el deporte al más alto nivel con su trabajo como policía nacional. Le permitirán sus jefes ciertas licencias, ¿no?

-Sí, me suelen dar permisos cada vez que viene una competición. Cuando vamos concentrados al extranjero para tomar parte en eventos internacionales, me facilitan todo. También en cuanto al lugar para desarrollar la profesión. En mi caso, yo tengo sacada mi plaza de policía nacional en Lleida, pero estoy en comisión de servicios en Asturias porque el equipo nacional está en Asturias. Si estuviese en Vitoria, pues tendría la plaza en Vitoria. Lógicamente me dan facilidades en ese sentido. Luego estoy en un grupo dentro de la policía en el que no patrullo en la calle, sino que formo parte de un grupo que se llama participación ciudadana. Consiste en ir a escuelas para hablar con niños y adolescentes acerca del bullying, redes sociales, alcohol, drogas... Es una rama dentro de la policía en la que me siento realmente cómodo y creo que puedo aportar mucho. Estoy encantando porque, además, me permiten entrenar.

¿Tiene ya decidido que únicamente competirá en el K4 en los Juegos de Tokio o se plantea hacer alguna prueba individual?

-En principio, el K4 es la prioridad, pero también valoro la opción de doblar al K1. Pero ese es un plan B. Si veo que me resta una milésima para dar un buen nivel en el K4, pues la descartaré de pleno.

A medida que un piragüista cumple años, como en cualquier otra especialidad, ya no puede abarcar tanto. ¿Es así?

-No lo sé muy bien. Eso es algo que decide el cronómetro y la verdad es que ahora no siento que esté bajando los tiempos. Me encuentro en una gran forma física y ya veremos cómo vienen las cosas. En primer lugar, debo hacer los tests y superarlos. Si soy el mejor y considero que no me va a restar para el K4, pues doblaré la prueba. Aunque no suene modesto, la edad todavía me está respetando bastante bien.

En su contra juega el hecho de que el piragüismo no es un deporte muy mediático, pero su palmarés deja la boca abierta a cualquiera. ¿Se considera a sí mismo uno de los grandes de la historia del deporte español?

-Pues no lo sé muy bien. A esa pregunta la deberían responder mejor los medios de comunicación. Me veo simplemente como un deportista más que se deja la vida por y para mi especialidad. Que sea más o menos mediático no es algo que me preocupe a estas alturas. Yo no compito por tener más o menos visibilidad, ni tampoco por dinero. Si me importase el dinero, no habría hecho piragüismo, sino que me dedicaría al tenis o cualquier otra modalidad deportiva. Hago piragüismo básicamente porque me gusta. Las demás cosas no me quitan el sueño. Me siento un privilegiado. A pesar de que mi deporte es minoritario, puedo vivir de ello, así que estoy feliz. Mi sueño cuando empecé a esto era ir a unos Juegos Olímpicos. Ahora ya tengo cuatro medallas y siempre quieres más. Cuando me retire, estaré feliz de lo que he conseguido.

¿Es una pequeña decepción que en la calle se le reconozca más por alguna faceta extradeportiva que por sus méritos sobre el agua?

-En absoluto es algo que me molesta, al revés. Me lo han preguntado muchas veces y siempre digo que no me importa. Lo del MasterChef Celebrity fue una oportunidad que me surgió tras los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Es un programa visto por muchísima gente, desde niños hasta gente mayor a la que puede que le guste el deporte o puede que no. O gente a la que le gusta el deporte en general, pero no el piragüismo. Gracias a MasterChef creo que se ha dado a conocer tanto mi deporte como mi carrera profesional. Una cosa ha alimentado a la otra. A raíz de mi participación en el programa, me están saliendo muchas oportunidades y se me han abierto puertas en la vida. Mi participación en él fue una experiencia increíble. Además, es un programa blanco y muy limpio que tiene una gran repercusión.

Por último, ¿le han confirmado ya si será, junto a la nadadora Mireia Belmonte, el abanderado español en tierras asiáticas?

-Todavía no. Se escucha por ahí que puedo serlo, pero no lo sé con certeza. Desde luego, sería un honor. Para cualquier deportista olímpico, es la cúspide de su carrera. Tras ganar un oro en los Juegos y llevar la bandera de tu país en la inauguración, ya no habría mucho más donde rascar (risas). Es lo único que me queda por lograr.

"Tras participar hace años en MasterChef, se me han abierto muchas puertas en mi vida"

Piragüista

"No compito por dinero ni por tener más repercusión, son cosas que no me quitan el sueño"

"Hay muchísimo trabajo en la sombra para poder llegar lejos que la gente desconoce "

"Después de los Juegos de Tokio ya veré si voy a por más medallas o, por el contrario, me planto"