l calendario comprimido de la pelota limitó el tiempo de los manistas a la hora de preparar los campeonatos. Los finalistas del Manomanista y del Parejas tuvieron que cambiar el chip en poco tiempo. Apenas dos semanas para Jokin Altuna y Erik Jaka y menos de una para Joseba Ezkurdia y Mikel Urrutikoetxea, que finalmente ni siquiera pudo participar en la jaula debido a problemas en sus manos. Así, a la necesaria adaptación habitual de cara a los cambios de modalidad, se añade también esa liberación de adrenalina que ocurre al término de los campeonatos y libera al cuerpo de esa tensión competitiva. Descanso necesario, pero peaje para reanudar la actividad en pocos días. “Cuando comienzas un campeonato siempre cuesta. Aunque se haya ganado, no es fácil enchufarse de nuevo”, cuenta Jokin Etxaniz.

Ese esfuerzo necesario para preparar el siguiente reto, con los recuerdos de la final disputada todavía presentes en el cuerpo y en la cabeza, aumenta su dificultad cuando la txapela escapa de las manos en el último partido. Dos tantos separaron a Jokin Altuna del Manomanista y solo tuvo dos semanas para recuperarse de ese golpe y saltar de nuevo a la cancha. Le costó arrancar y Danel Elezkano le tuvo contra las cuerdas, pero finalmente dio un paso adelante para dar la vuelta al encuentro y reencontrarse con sus mejores sensaciones. “También hay que darle su mérito a Danel, que salió enchufadísimo. Al principio igual sí que le faltó un poco y luego se le vio mucho mejor, pero fue porque consiguió imponer su ritmo”, comenta Etxaniz, que no tiene ninguna duda de que el amezketarra tiene fortaleza suficiente para superar este bache: “El año pasado también recibió otro palo en el Cuatro y Medio y de ahí ya salió. Tiene calidad de sobra para ello y ahí no hay problema. El partido del sábado le vino muy bien, esta otra vez en las semifinales y creo que ya le ha dado la vuelta”.

Jaka tuvo el mismo tiempo para prepararse que Altuna, pero afrontó esos pocos días con ese plus añadido que da la confianza generada por la victoria. “El cambio cuesta pero una txapela siempre ayuda”, apunta Etxaniz. Aunque ahora Jaka debe portar el peso del colorado. Un honor y también una responsabilidad. El lizartzarra estará en el foco y contará con esa presión añadida. “Creo que no va a cambiar. Si ha llegado hasta ahí es por cómo ha trabajado y por cómo es él. Sabe lo que le ha costado y ahora sabe lo difícil que es mantenerse. No creo que le pese, incluso le puede ayudar”, comenta el técnico de Aspe.

Por su parte, Ezkurdia vivió un maratón con el desenlace del Parejas. Semifinal el viernes y final el martes. Menos de una semana después, el domingo, tuvo otro compromiso complicado y en una modalidad completamente diferente. El arbizuarra logró superar esta dificultad con un contundente resultado y dejó a Iñaki Artola en solo ocho tantos. Ezkurdia dominó el partido, pero Etxaniz, que ejerció de botillero, notó las dificultades que tuvo el delantero navarro: “No le dio tiempo a celebrar ni a preparar ni nada. Estuvo bien, pero sobre todo de cabeza le costó. Le faltó ser un poco más agresivo, se quedaba quieto y no movía las piernas rápidas. Es verdad, que la renta le ayudó”. Superado este paso complicado y con un partido ya como ayuda para la adaptación, estos tres pelotaris buscan repetir la experiencia de la final una vez más.

“Aunque se haya ganado la txapela, no es fácil enchufarse de nuevo”, comenta Jokin Etxaniz, técnico de Aspe