- Cómo notó la Klasika de Ordizia la llegada del otoño. Acostumbrada a disputarse bajo el sol de julio, la prueba ciclista, que tuvo que ser aplazada por la pandemia del coronavirus, discurrió ayer entre el frío y la lluvia. La calzada mojada obligó a más de un corredor a levantar el pie del pedal, a ir más junto al pelotón, a buscar el calor de la compañía. Fue una mañana desapacible, sin embargo, entre tantos nubarrones grises, Simon Carr (Nippo Delko) arrojó un poco de luz sobre los 165 kilómetros que comenzaron y terminaron en Ordizia. El británico sonrió a las inclemencias, las convirtió en sus amigas y se llevó la 97ª edición de la carrera. Lo consiguió tras cruzar la meta en solitario -con un tiempo de 3:52:42-, brazos en alto, después de atacar en la última de las cinco subidas a Abaltzisketa, coronar en solitario la cima a falta de diez kilómetros y aguantar hasta la línea de meta. Lejos de él, a 36 segundos, aparecieron Kyle Murphy (Rally), Winner Anacona (Arkea) y Jefferson Cepeda (Caja Rural) para jugarse al sprint el podio, siendo este último el único que no besó la poca gloria que quedaba.

Por otro lado, Unai Cuadrado (Euskaltel-Euskadi) fue quinto, a 50 segundos de Carr, tras rodar en solitario los últimos kilómetros y, de esta forma, puso fin a la temporada del conjunto naranja. Y es que el equipo vasco, después de no poder participar en La Vuelta que comienza el próximo martes, protagonizó su última carrera de una campaña atípica, que no ha permitido cumplir previsiones, y lo hizo en casa.