- Han pasado quince años desde que Rafa Nadal disputó ante Mariano Puerta su primera final de Roland Garros y mañana jugará ante Novak Djokovic su decimotercera, de pronóstico incierto. Nadie ha alcanzado más en un mismo Grand Slam. Todas las doce anteriores fueron en junio, en primavera. Ahora el coronavirus ha llevado el torneo francés a otoño, a bien entrado el frío mes de octubre, pero el balear vuelve a estar en el último escalón tras conseguir ante Diego Schwartzman su 99ª victoria en la tierra de París en 101 partidos. Lo que supone en términos numéricos la final es tanto que Nadal prefiere dejarlo todo en un segundo plano porque "el único objetivo es ganar Roland Garros. No pienso en nada más".
A la hora de la verdad, el doce veces campeón ha elevado su nivel. Como ocurrió en cuartos de final ante Jannick Sinner, Nadal tuvo que sujetar al Peque argentino, que le había ganado hace menos de un mes en Roma, en un primer set de alta tensión. Solo el primer juego duró casi quince minutos y al cabo de algo más de una hora cayó del lado del tenista de Manacor por 6-3, a una media de siete minutos por juego. La derecha de Nadal facturaba ganadores y Schwartzman no encontraba resquicios para colocar los suyos ya que su rival le buscó las debilidades en el revés.
Con 6-3, 6-3 y 4-2 a favor de Nadal, el partido parecía muerto, pero el argentino, en su primera final de un grande, pegó sus últimos coletazos, empezó a colocar mortales derechas y estuvo cerca de llevarse el tercer parcial con un 6-5 a su favor. En el tie-break, el balear metió una marcha más y no dejó hacer ni un punto a un jugador incrédulo una vez más ante la demostración de solidez y hambre competitivo del rey de la tierra batida. "Piensas que le vas a ganar, que le estás dominando y de repente se acaba el partido", se resignó Schwartzman. "No puedes pretender ganar Roland Garros sin sufrir", recordó Rafa Nadal, que por sexta vez llega al duelo decisivo sin ceder un solo set por el camino.
Su vigésimo octava final de Grand Slam será la novena y el 56ª duelo ante Novak Djokovic, una de las dos personas que le ha ganado en París y que necesitó cinco sets para eliminar a Stefanos Tsitsipas: 6-3, 6-2, 5-7, 4-6 y 6-1. El serbio, implacable en las oportunidades de breeak que tuvo en los primeros sets, al revés que su rival, llegó a tener bola de partido en el tercer set, pero el griego se rehizo, tiró de talento y alargó el duelo gracias a que el serbio no pudo concretar en este tramo diez pelotas de rotura que Tsitsipas salvó con categoría. Pero no dio para más y llegó lesionado al último set, muerto de correr a la infinidad de dejadas que le mandó Djokovic.
El número 1 del mundo recuperó el control, no tuvo más piedad y cerró la semifinal en la tercera ocasión que tuvo y tras casi cuatro horas de juego. "Perder el tercer set me ha hecho daño mentalmente porque pensé que tenía el partido controlado. Él ha empezado a servir y a jugar muy bien, pero al menos no he perdido la compostura y he podido rehacerme en el quinto", resumió el tenista de Belgrado. Para él, será la quinta final de Roland Garros y como sus dos grandes rivales del Big Three ya ha alcanzado esa cifra en todos los Grand Slams.
Duelo inédito. Desde el Abierto de Australia de 2008 cuando se midieron Sharapova e Ivanovic con 20 años, no había una final femenina de Grand Slam tan joven. Sofia Kenin, 21, y Iga Swiatek, 19, buscarán hoy el título de Roland Garros. La estadounidense, con un balance de 16-1 en los Grand Slams en 2020, aspira a su segundo título tras ganar a Muguruza en Melbourne a principio de año. Para la polaca, sería el primero y la culminación a un recorrido en el que no ha cedido ni un set y se ha manejado con una autoridad impropia de su edad. Sera su pimer duelo en la WTA; antes se enfrentaron en Roland Garros junior de 2016 con triunfo de Swiatek.
"Perder el tercer set me ha hecho daño, pero al menos no he perdido la compostura"
Una vez campeón de Roland Garros
"El objetivo es ganar Roland Garros, todo lo demás queda en un segundo plano"
Doce veces campeón de Roland Garros
