e preveía que iba a ser una de las etapas más exigentes de este Tour, aunque sobre el papel no se vieran esos grandes colosos alpinos. El terreno, en continuo sube y baja, era un auténtico rompepiernas. El recorrido sumaba más de 4.000 metros de desnivel. El final, enlazando dos puertos cortos pero explosivos, de grandes rampas, ha provocado una jornada de lo más entretenida. En una etapa así, todos teníamos la idea de que una fuga iba a llegar, como así ha sucedido. Se han escapado 17 corredores de mucha calidad. La fuga se ha hecho por piernas. No queda otra en jornadas de este tipo. La caída de Mollema, que se ha tenido que ir a casa, Quintana y Bardet ha sido un punto de inflexión. La fuga estaba a unos cuatro minutos y Jumbo ha levantado el pie para esperar a la gente que se había caído. La victoria se la ha llevado Daniel Felipe Martínez. En cuanto a la general, hemos asistido a una gran batalla. El Jumbo ha marcado el ritmo casi todo el día, pero en la última parte el Ineos ha cogido la batuta. Han tirado para hacer daño, pero la jugada no les ha salido bien. Bernal ha perdido tiempo en el Puy Mary. En el Neronne, el ritmo del Ineos, con Castroviejo y Kwiatkowski, ha reventado a varios ciclistas del top-ten. Yo he perdido unos metros, pero antes de la última subida tanto Mikel como yo hemos endurecido la carrera para alejar a los rivales que se habían cortado. Ya en las duras rampas del Puy Mary, se ha comprobado que los dos eslovenos, Roglic y Pogacar, están intratables. Bernal ha perdido más de lo esperado. Se han abierto algunas diferencias entre los favoritos y eso obligará a que se adopten tácticas con más riesgo para los que quieran remontar. La carrera se está poniendo interesante. Mikel está muy bien.