na etapa más que se puede tachar tras un día complicado. No era una jornada para ir al ataque, ni para ganar, pero sí para estar alerta. Era imprescindible defender muy bien la posición y proteger a Mikel. En ese sentido, el equipo ha hecho un trabajo impecable. Evidentemente, hemos gastado mucho. Nos ha tocado hacer muchos kilómetros con el viento de cara, pero hemos conseguido que Mikel rodara entre los 30 primeros del pelotón durante todo el día. Con esa estrategia hemos podido evitar al máximo los riesgos en una etapa que era muy peligrosa y que ha ocasionado varias caídas como las de Guillaume Martin, Pogacar o Quintana. La etapa nos ha obligado a una lucha constante, de manillar con manillar. Había que pelear la posición continuamente. La etapa estaba diseñada para hacer daño, esperando que se hicieran abanicos debido al viento en un recorrido abierto que transcurría por la costa Atlántica, por la que habitualmente entra un viento fortísimo desde la mar. No ha sido el caso esta vez. El aire soplaba, pero no lo suficiente para romper un pelotón de este nivel. Eso es lo único que faltaba para que hubiera una gran catástrofe. El trazado estaba diseñado para que ocurriese, pero faltó la fuerza del viento. Hemos transitado por carreteras estrechas, atravesado muchos pueblos, rotondas, isletas, señales€ era peligroso. Lo más importante, que Mikel no ha tenido ningún percance.