El Real Madrid, después de cantar bingo en la liga más atípica que se recuerda, defiende su condición de vigente campeón sin movimientos reseñables en la plantilla. La vuelta del noruego Martin Odegaard tras su exitosa cesión a la Real Sociedad es la única incorporación que ha realizado un equipo sólido, comprometido y relanzado bajo la batuta de Zinedine Zidane, quien vuelve a liderar a un grupo de futbolistas que presenta una atractiva mezcla de veteranía y juventud. La experiencia de hombres como Thibaut Courtois, Sergio Ramos, Toni Kroos, Luka Modric o Karim Benzema, liberado sin la acaparadora presencia de Cristiano Ronaldo, contrasta con el hambre de jóvenes talentos como Vinicius Júnior, Rodrygo Goes, Federico Valverde o el citado Odegaard, llamados a dotar al conjunto blanco de una pujanza que volverá a jugar en beneficio de una plantilla en la que Gareth Bale se mantiene, al menos de momento, inamovible.

El galés, amarrado a un contrato al que se niega a renunciar pese a no entrar en los planes del técnico galo, será carne de banquillo en un equipo que pretende volver a ganar dos ligas seguidas doce años después, reto para el cual mantendrá las bases de una última temporada que cerró con suma autoridad en el ámbito doméstico. Sus diez victorias consecutivas a la vuelta del parón provocado por la pandemia del coronavirus, con un empate sin nada en juego en la última jornada ante el Leganés, le permitieron imponerse en un campeonato en el que pasa a ser el rival a batir. El Real Madrid encara el curso 2020-21, no en vano, como principal candidato a revalidar un título que ya ha levantado en 34 ocasiones.