- Wout Van Aert se hizo realidad en la Milán-San Remo más exigente de la historia. El corredor belga se comió a Julian Alaphilippe, que le sacó a bailar en un final no apto para cardíacos, después de más de siete horas de ciclismo. Y lo hizo en un esprint sostenido, mantenido durante 50 metros por dos bestias del ciclismo, en el que Van Aert supo medir mejor sus esfuerzos, hasta el último aliento, para ser el más rápido. Para ser el más fuerte. Media bicicleta consiguió sacar el belga al entrar, brazos en alto y con un grito como exhalación, en meta. De esta forma, una semana después de ganar la Strade Bianche con otro esprint de guerrero, el ciclista del Jumbo-Visma conquistó el primer Monumento de su carrera y puso bajo los focos su candidatura a todo.
Cierto es que el Jumbo impuso el ritmo adecuado para que Van Aert encendiera el txupinazo, pero fue Alaphilippe quien subió el volumen de la música y comenzó el espectáculo. El francés, ganador de la pasada edición, atacó en el Poggio. Exhibiendo poderío, tirando de galones. Directo hacia una nueva victoria. De hecho, atacó tan bestia que Nibali hizo crack. Solo le aguantó Van Aert. Porque cuando el favorito de la prueba te invita a su fiesta, es descortés declinar la llamada. Así que el belga la aceptó sin miramientos y aguantó el cambio de ritmo. Se puso a su rueda en el descenso y bailó con él. Juntos negociaron cada curva, se jugaron el tipo y el triunfo. Van Aert se puso por delante, pero no paró de mirar hacia atrás, y al entrar en la Vía Roma la carrera se condensó en apenas 50 metros. Eso duró el sprint entre ambos corredores, esa fue la distancia que el belga necesitó para demostrar que es el ciclista más en forma del pelotón, robarle la cartera a Alaphilippe y explotar con su primer Monumento.
El grupo perseguidor entró dos segundos después, también al sprint, siendo Michael Matthews quien cerró el podio al ser el más rápido y con un Alex Aranburu que, a sus 23 años, firmó un séptimo puesto en la Milán-San Remo más larga que se recuerda.
Por otro lado, Primoz Roglic se adjudicó ayer la segunda y penúltima etapa del Tour de L'Ain tras pasar la línea de meta por delante de Egan Bernal, precisamente el ciclista a quien le arrebató, además, el maillot de líder por tan solo diez segundos. El esloveno, uno de los favoritos en el próximo Tour de Francia, con el permiso de Bernal, que defiende título, continúa exhibiendo un buen estado de forma tras llevarse una jornada con cinco puertos de montaña. Aunque la escasa diferencia entre ambos ciclistas provoca que esta tarde se decida todo en la etapa entre Saint-Vulbas y Grand Colombier.
Clasificación
Alex Aramburu