osu Eskiroz (Makirriain, 1998) tuvo que hacer una apuesta personal por vivir un sueño cuando Asegarce, ahora Baiko Pilota, le ofreció un contrato como pelotari profesional. El muchacho estaba trabajando en la planta de Volkswagen y optó por dejarlo y tratar de encontrar su camino en la Liga de Empresas. Debutó con ese objetivo el 26 de mayo de 2018 en el frontón Labrit de Iruñea y dos años después, vivirá mañana un momento mágico: la final del Campeonato de Parejas de Promoción junto a Asier Agirre ante Jon Ander Peña y Jon Erasun. "Ahora es cuando te planteas que mereció la pena tomar aquella decisión", afirma el guardaespaldas. "Esto es el premio al trabajo, a seguir entrenando a diario y mejorando", desgrana el navarro, quien afirma que "ni soy alto ni tengo un físico portentoso, pero si he llegado hasta aquí, ha sido por el trabajo realizado". Su leitmotiv se compone de un solo verbo: currar.

Sobre el tapete verde de La Bombonera se presentará Eskiroz acompañado por un veterano en este tipo de encuentros: Asier Agirre, que se estrenó en 2015. El de Arrotxapea disputará su cuarta final del Parejas de plata en las cuatro ediciones en las que ha sido de la partida. Las tres últimas, consecutivas. En 2016 perdió con Larunbe ante Gorka-Tolosa (22-11), en 2018 se embolsó el título con Iturriaga ante Peio Etxeberria-Jaunarena (22-21) y el curso pasado hincó la rodilla con Salaverri ante los vizcainos Elordi-Oier Etxebarria (22-20). A pesar de las buenas migas cosechadas en el presente torneo, hay un cordón umbilical invisible que une a Agirre y Eskiroz. "Asier y yo nos conocemos desde que yo empecé a jugar a pelota a mano", relata el zaguero, quien evoca que "mis primeros partidos los disputé con su hermano, Andoni. Le conozco desde que yo tenía seis años, más o menos". Desbroza el guardaespaldas navarro que, en esos momentos, Asier, tres años más mayor, era un fijo en las gradas: "Venía a todos los festivales". "Además, llevo viéndole jugar toda la vida. Desde que éramos unos chiquillos era un gustazo verle en la cancha", declara el de Makirriain. "De vez en cuando, recordamos esa época. Esta final también es muy importante por eso, porque hemos llegado los dos juntos", desbroza Eskiroz.

Esos detalles personales, alimentados durante toda la carrera formativa, han cristalizado en una manera de encarar los partidos natural y cercana entre ambos. Complicidad. En definitiva, sumar. Y ha dado sus frutos: el dueto únicamente encajó tres derrotas en todo el campeonato, las tres localizadas en la liguilla de cuartos, que dominaron de cabo a rabo. "Sabemos qué necesidades tiene cada uno dentro de la cancha. Además, él lleva cuatro finales ya -también ganó el Cuatro y Medio de Promoción ante Peña II (22-20)- y tiene experiencia suficiente en este tipo de partidos", analiza Iosu.

Respecto a su bisoñez en las grandes citas, Eskiroz todavía no sabe cómo responderá. "El lunes podré contestar a eso", analiza entre risas, pero reconoce que en su etapa de formación era de sangre fría. "En aficionados llevaba bastante bien estas citas y era capaz de mantener la tranquilidad. Me suelo centrar en una rutina para no perder la calma", esboza el zaguero.

Han pasado casi cinco meses desde que Agirre y Eskiroz supieron que estaban en la final, pero el frenazo del coronavirus rompió la normalidad manista. Con la vuelta a los frontones, no obstante, Baiko optó por alinearles juntos para prepara el envite del sábado. "Es algo que nos viene bien", define Iosu. Así, el pasado sábado se vistieron de blanco en el escenario de la final ante Salaberria-Bikuña. Perdieron por 16-22. "El resultado era lo de menos. Lo importante era coger sensaciones en el Labrit. No pudimos ganar, pero son partidos que vienen bien", concreta Eskiroz.

En cualquier caso, Peña II-Erasun tratarán de vender caro su pellejo. "En la semifinal ante Zabala-Ruiz les vi muy bien -ganaron 22-13-. Jon Ander lleva el timón del partido y sabe qué es lo que tiene que hacer en cada momento. Está en un gran momento", finaliza el de Makirriain.

"Ni soy alto ni tengo un físico portentoso, pero si he llegado hasta aquí, ha sido por el trabajo realizado", desgrana Iosu Eskiroz