- Las candilejas iluminan con fuerza el pleito que mantienen Egan Bernal y Chris Froome por el trono en la función que el Ineos estrenará a finales de agosto en el suntuoso escenario del Tour de Francia. El colombiano, el joven prodigio, y el británico, el viejo campeón que busca la eternidad de los cinco Tours, debaten soterradamente y en público sobre la capitanía de un equipo que seguirá siendo el de Bernal, pero no el de Froome, que cuando acabe este extraño curso se alistará en el Israel Start Up Nation al comprobar que el Ineos no le otorgará el poder que demanda. Mientras se resuelve esa intriga palaciega, lejos de la luz cegadora de ambas estrellas, gravita la figura de Geraint Thomas, en el que nadie repara, camuflado el galés por el ruido mediático que depara el pulso entre Froome y Bernal. El galés, que venció la carrera francesa en 2018 y fue segundo el pasado curso, se mantiene ajeno a las cuitas que nutren el británico y el colombiano, pero su objetivo no es otro que repetir victoria en París.

Cauto y prudente, Thomas prefiere dar carrete a un hilo argumental que entronca con la tradición del Sky/Ineos, donde la meritocracia es el principal sustento y el equipo está por encima de las individualidades. Diplomático, el fiel escudero de Froome en varios de los Tours conquistados por el británico mantiene un perfil bajo y un planteamiento conciliador que, sin embargo, no le descarta para la pelea por la victoria final en París. Thomas se prepara para ello junto al resto del equipo en el Teide. "Para mí, es lo mismo de siempre. Intentar llegar allí en la mejor forma posible y, si uno de los chicos es mejor que yo, entonces el trabajo que tengo que hacer es ayudarle", expuso el galés. A pesar de que rehuye la polémica, no conviene subestimar el potencial del galés, el ciclista encargado de recoger el testigo de Froome cuando la participación del británico en el Tour pendía de una legión de abogados debido al positivo por salbutamol de la Vuelta, del que finalmente fue exonerado.

Ante la tesitura de que Froome no pudiera participar en aquella edición de la Grande Boucle, Thomas ejerció de líder del Sky para continuar con el legado victorioso de la franquicia ideada por David Brailsford, un hito muy valorado en el seno de la estructura. Fundamental en las conquistas de Froome, Thomas jugará sus bazas si tiene opción de hacerlo. No cabe llevarse a engaño con el galés. Ningún vencedor del Tour renuncia a volver a ganar la carrera más famosa, icónica e idolatrada del mundo antes de la salida. "Creo que todos tendrán su oportunidad porque todos pueden tener un mal día y eso no significa que su Tour haya terminado", estableció Thomas, que maneja una visión conciliadora. Tal vez por eso quiso recordar el galés el pasaje del triunfo de Wiggins en el Tour de 2012, aunque en el más fuerte de la carrera era Froome. "Lo hemos visto muchas veces en el Tour. No es el mejor ejemplo, pero la primera vez ocurrió con Brad (Wiggins) y Froomey y podría haberse manejado mejor, como todos sabemos".

Con la gloria en el centro de la discusión, Thomas considera que aquel episodio de hace ocho años no puede volver a repetirse y entiende que el equipo británico aprendió de aquella traumática experiencia. "Después de eso hemos podido hacer lo necesario y todos hemos sido profesionales al respecto. Estoy seguro de que eso puede seguir sucediendo", argumentó Thomas. Ocurre que nunca hasta ahora se había discutido el liderazgo del Ineos abiertamente, con luz y taquígrafos. Resulta complicado saber cómo se manejará una formación que se rige por una jerarquía muy marcada y que veneraba la figura de Froome, desplazado por el empuje de Bernal. "Será especialmente extraño para Froome estar el año que viene en un entorno completamente nuevo", sostuvo Thomas. El ecosistema del Ineos ha mutado del todo y la situación es radicalmente distinta. Mientras Bernal y Froome continúan acaparando titulares, el paciente galés espera su oportunidad. Thomas, el hombre que siempre estuvo ahí.