La que separa a un equipo que busca la Champions con uno que boquea por matenerse en Primera es amplia. Y ayer se demostró en el Sánchez Pizjuan. El sevilla no dio opción a un Mallorca bulliciosa que no se quiere ir sin patalear. Pero, como ocurrió la víspera en San Mamés, los de Lopetegui fueron la piedra que rompe el papel. Ocampos en el 41, El Nesyri en el 84. Dos estacazos, tres puntos. Uno rumbo a la Champions, otro, a Segunda.