as burbujas de champán, esas que condecoran la gloria de las victorias, las que juguetean en la garganta y bailan con la felicidad, deberán compartir protagonismo con las nuevas burbujas: las que establecerá el protocolo sanitario de la UCI (Unión Ciclistas Internacional) para proteger al ciclismo del coronavirus. Evitar cualquier contagio será la mejor victoria del ciclismo que viene y que asomó el domingo con el campeonato de Eslovenia, donde Primoz Roglic (Jumbo), en su estreno en la competición, derrotó a Tadej Pogacar (Emirates) en la cima de Ambroz por Krvavcem. Roglic, que no se ponía una dorsal desde hacía ocho meses, mostró su perfil más fotogénico en una prueba con un gran peso simbólico. Para él fue el primer sorbo de champán del nuevo ciclismo.

La cita eslovena fue el alumbramiento del ciclismo en la era posconfinamiento. El último recuerdo del curso ciclista se sitúa en la París-Niza, que finalizó el pasado 14 de marzo. Para que el ciclismo siga rodando sin más sobresaltos, un grupo de expertos encabezado por el Director Médico de la UCI, Xavier Bigard, y que incluye representantes de corredores, equipos, los médicos y organizadores del ciclismo, entre otros organismos, fijaron las reglas por las que se regirá la especialidad en tiempos de pandemia. La fórmula es sencilla: se basa en reducir al máximo el contacto entre los diferentes agentes de la caravana ciclista mediante un sistema de burbujas.

Sobre esa base, el vademécum se regirá en virtud de lo que fijen las autoridades competentes del territorio que alberguen los eventos. A partir de ahí y modulando las medidas con respecto al nivel de riesgo sanitario del momento, el protocolo de la UCI tratará de generar burbujas o compartimentos lo más estancos posibles para limitar el riesgo de contagio. Será como las muñecas rusas, las matrioskas, que contienen pequeñas muñecas dentro de sí, pero son independientes a la vez. El organismo rector del ciclismo considera que cada equipo tiene que formar su propio burbuja de equipo a modo de fortificación. La misma estará formada por la estructura de la escuadra: ciclistas, auxiliares, técnicos€ etcétera. Una vez que dé comienzo la competición, las burbujas de los distintos equipos se adentrarán para completar una burbuja de pelotón que a su vez debe cumplir con otras medidas.

El protocolo de la UCI obliga el nombramiento por parte del organizador de las pruebas de personal que vigile el cumplimiento de las normas a través de la figura de un coordinador covid y un médico covid, la selección de los ciclistas por parte de sus equipos (antes y durante las competiciones), la adaptación por parte del organizador de zonas consideradas de riesgo, tales como el control de firmas, avituallamiento o ceremonia de podio y el cumplimiento de la burbuja por parte de los equipos en sus respectivos alojamientos y en los desplazamientos.

En cualquier caso, el reglamento anticovid de la UCI regirá antes de la competición con la idea de detectar casos asintomáticos. Cada equipo deberá verificar de antemano la ausencia de contagios. Una vez arranque la competición, se llevará a cabo una monitorización diaria de los ciclistas. A su vez se impondrá un cordón sanitario apostando por el distanciamiento social entre la burbuja del pelotón y el resto de burbujas; equipos, organización, medios de comunicación y público en general. En caso de que se diera algún contagio en carrera o se sospechara de algún caso, el médico del equipo deberá informar al médico covid designado por la organización para que maniobre en consecuencia sobre el pelotón burbuja.