REAL MADRID: Courtois; Carvajal (Min. 46, Mendy), Varane, Sergio Ramos (Min. 61, Militao), Marcelo; Casemiro, Modric (Min. 84, Valverde), Kroos; Rodrygo (Min. 61, Bale), Hazard (Min. 61, Vinicius) y Benzema.

EIBAR: Dmitrovic; Rober Correa, Oliveira, Arbilla (Min. 84, Burgos), Rafa Soares (Min. 57, Bigas); Sergio Álvarez, Edu Expósito, Cristóforo; Orellana (Min. 57, Pedro Léon), De Blasis (Min. 78, Inui) y Kike García (Min. 57, Sergi Enrich).

Goles: 1-0: Min. 4; Kroos. 2-0: Min. 30; Ramos. 3-0: Min. 37; Marcelo. 3-1: Min. 60; Pedro Bigas.

Árbitro: Cuadra Fernández (Comité Balear). Amonestó a Casemiro, del Real Madrid; y Cristóforo, del Eibar.

Estadio: Alfredo Di Stéfano. Minuto de silencio por las víctimas de la pandemia del coronavirus.

- El regreso de Eden Hazard cambió la cara ofensiva de un Real Madrid que desató la pegada que le faltó en buena parte de la Liga, para sentenciar en la primera parte con tres tantos de Kroos, Sergio Ramos y Marcelo a un Eibar que nunca dejó de luchar en la deseada vuelta a la competición en un duelo con ritmo de pretemporada. Del imponente Santiago Bernabéu al sonido de pájaros entre las voces de los futbolistas en el Alfredo Di Stéfano. La nueva vida del Real Madrid caminó entre la extrañeza de un nuevo escenario, la falta de ritmo que por momentos daba tintes de amistoso al partido y la pegada demoledora inexistente antes del parón. La reaparición de Eden Hazard es un factor clave. Aún alejado de su verdadera dimensión pero con lecturas ofensivas decisivas. Demostró Zidane que nadie adivinará uno de sus equipos titulares en las once finales ligueras que encara. Tirará de su fondo de armario para buscar el pleno de triunfos y optar a bajar al Barcelona del liderato. Sorprendió con Rodrygo de inicio, que no contaba antes del parón. Por delante de Bale que nuevamente debe ganarse los minutos sin sentirse nunca primera opción.

Todo se le ponía en contra al Eibar nada más arrancar. La primera que encaró Hazard, el balón llegó a Benzema en posición dudosa. Blanda la defensa de Mendilibar para dejar un rechace a un francotirador. Kroos colocó en la escuadra el balón para dar tranquilidad a la nueva normalidad a los cuatro minutos. La efectividad poco tenía que ver con la brillantez de un juego sin ritmo y repleto de imprecisiones. El Eibar nunca se arruga, se llame como se llame su rival, presiona alto y corre riesgos que le costaron caros. El partido estaba abierto hasta que el Real Madrid vio la posibilidad de correr y hacer pagar al Eibar su filosofía.