- Con la final de Copa entre el Athletic y la Real Sociedad instalada en el limbo, prevista para una fecha inconcreta del próximo año y bajo la ilusoria condición de jugarse con público, el acontecimiento ha recobrado vigor en el Parlamento de Andalucía. Javier Imbroda, consejero de educación y Deporte de la comunidad y exseleccionador español de baloncesto, fue interpelado por Francisco José Carrillo, también de Ciudadanos, quien le preguntó, justo ahora, qué hará para evitar que no se repita la pitada al himno español y al rey Felipe VI, dando por descontado que eso mismo ocurrirá el día de la final.

"No dude usted que trataré de hacer pedagogía y transmitiré a esas fantásticas aficiones que respeten los símbolos nacionales que a todos nos representan", dijo el laureado exentrenador de baloncesto en el Hospital de las Cinco Llagas, sede del parlamento andaluz, optando por una respuesta cargada de diplomacia.

Imbroda añadió que confía "en que prevalezca ese respeto que todos nos debemos, estemos o no de acuerdo; eso lo trasladaré, no lo dude usted", le dijo a Fran Carrillo, joven político que además ejerce de senador por Córdoba y es historiador y periodista.

Carrillo alcanzó su momento de fama hace un año. En la manifestación del Orgullo LGTBI en Madrid los representantes de Ciudadanos no fueron bien recibidos por los manifestantes y tuvieron que ser escoltados por la Policía Nacional. Como respuesta, a Fran Carrillo no se le ocurrió otra cosa que escribir a través de su cuenta de Twitter que "la mayoría de los jerarcas nazis eran homosexuales".

Imbroda añadió además que ha hablado con el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, sobre las pitadas al himno español en las últimas finales de Copa, pero sobre todo destacó el alcance del partido, que se ve "en medio mundo", recordó el consejero andaluz. "Es una de las mayores fiestas deportivas del año y la mejor ancla para darle uso de nuevo al Estadio de la Cartuja", dijo.

La candidatura sevillana, promovida por la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla y la Diputación provincial, ganó el pasado 5 de febrero la subasta que organizó la RFEF para la acoger la sede de las finales coperas de los próximos tres años a cambio de seis millones de euros, superando la oferta de Madrid. Imbroda cifró entonces el impacto económico de cada una de estas finales en 43 millones de euros. Unas cuentas que, de momento, han quedado congeladas a causa de la pandemia provocada por la covid-19.

La historia de los pitidos al himno y al rey en una final copera se remonta a 1977, recobrada la democracia; final que el Athletic perdió ante el Betis en la tanda de penaltis. La presencia reiterativa del Barça en las finales y el conflicto catalán fueron elevando el tono de estas expresiones, de manera especial en las dos jugadas contra el equipo bilbaíno, en 2009, en Valencia, y sobre todo la de 2015, en el Camp Nou. Entonces la Fiscalía del Estado puso una demanda por un delito de injurias al rey que la Audiencia Nacional archivó apelando al legítimo derecho de la libertad de expresión.