- Ricardo de Burgos Bengoetxea (Bilbao, 1986) acumula ya cinco temporadas como colegiado de Primera División, pero lleva arbitrando toda la vida. El parón por la crisis del coronavirus le pilló con su pareja en la recta final del embarazo -han sido padres de una niña el 24 de abril- y ahora afronta la desescalada con la mejor actitud posible: sin kilos de más y con los exámenes de las reglas de juego aprobadísimos. Así que De Burgos Bengoetxea está preparado para el regreso de la competición.

¿Qué tal está? ¿Cómo está llevando el confinamiento?

—Se ha hecho duro no poder entrenar en la calle y la musculatura lo ha notado porque, cuando nos ha tocado volver a la normalidad entrecomillada, los músculos se han resentido. Pero por suerte no he ganado peso, lo que ha sido la clave para poder volver sin perjuicios.

¿Cómo entrena un árbitro en casa?

—Pues como puede. Tengo la suerte de tener material de gimnasia en casa, tengo una bicicleta elíptica y una máquina multiestación de fuerza, así que he ido compaginando los ejercicios que mandaban desde el Comité Técnico de Madrid y los que me mandaba mi preparador físico.

¿Y ahora que se puede salir a la calle sigue entrenando por su cuenta?

—Sí, en principio tengo la libertad de horario por ser deportista profesional pero el tema de las instalaciones está complicado porque tienen que cumplir una serie de requisitos para poder abrir. Así que los polideportivos están cerrados, por lo que de momento estoy entrenando en la calle, a la espera de poder conseguir algún permiso. Pero no me supone mucha dificultad porque he entrenado muchos años así, es como volver a los orígenes.

Le preguntaba porque como los equipos de Primera han podido volver a sus recintos deportivos igual a ustedes les facilitaban también algunas instalaciones.

—No. Lo que pasa es que los recintos tienen que cumplir una serie de requisitos sanitarios que solo pueden cumplir los equipos de deporte profesional que tienen una estructura fuerte, capaz de llevar a cabo ese mantenimiento de higiene. Así que de momento estamos a la espera de haber si nos habilitan algo para poder entrenar.

¿Han tenido algún tipo de seguimiento o control por parte del Comité?

—Sí, cada semana tenemos una o dos reuniones telemáticas y por parte de la UEFA también hemos estado con reuniones porque están preocupados por si se reanudan las competiciones europeas. Porque como se han parado las ligas de algunos países también se ha parado el trabajo arbitral. Además, llevamos dos temporadas en las que todas las mañanas tenemos que subir a una plataforma una serie de datos: pulsaciones nada más levantarte, peso, horas de sueño y parámetros subjetivos del sueño y del cansancio. Y con esos parámetros, ellos adecúan el tipo de entrenamiento para cada día.

Así que este confinamiento ha estado ocupadísimo.

—Sí, la verdad es que hemos trabajado más que antes porque en España hemos tenido muchos vídeo-test, muchos exámenes de reglas de juego. Y en Europa hemos tenido simuladores de VAR, análisis de partidos... hemos tenido de todo. Es necesario porque, aparte de estar fisicamente frescos, también tenemos que estar mentalmente ágiles. Tenemos que estar preparados para afrontar situaciones muy técnicas y tomar la decisión correcta. Así que está bien aunque haya sido un incordio.

Parece que se acerca el regreso de LaLiga. ¿Era de los que prefería terminarla o de los que quería cancelarla por posibles rebrotes?

—Nosotros tenemos que ceñirnos a lo que nos digan las autoridades sanitarias, pero ahora la prioridad es salvar vidas. Hemos tenido una situación muy compleja y parece que ahora estamos viendo la luz, pero en el confinamiento he estado más pendiente de la salud de mi familia y amigos que del entrenamiento. No he estado focalizado en la vuelta de la competición. Ahora parece que va a haber un nuevo comienzo en el fútbol y tengo que estar preparado, pero siempre defiendo que la prioridad es la salud, así que si deciden volver, entiendo que es porque habrá una seguridad sanitaria es máxima.

Algunos clubes, como el Eibar, han expresado su temor. ¿Existe ese miedo en el equipo arbitral?

—El miedo es normal, todos tenemos miedo de contagiarnos porque cada día estamos viendo muchas muertes. Pero quiero pensar que detrás de esto hay mucha gente, muchos protocolos y mucho cuidado para la vuelta al trabajo. Entiendo que si hacemos caso de todo ello minimizaremos las opciones de contagiarnos, pero hay que tener en cuenta que el riesgo cero no existe.

El último encuentro que usted arbitró fue el Osasuna-Espanyol y justo el club catalán fue uno de los que más positivos registró. ¿Tuvo miedo a un posible contagio?

—En mi equipo arbitral, mis asistentes y yo, no notamos nada. Ninguno de los tres tuvimos síntomas. Y de Osasuna tampoco se conoció ningún caso, así que no sabemos cuándo pudieron contagiarse, si antes o después... No sabemos nada.

En cualquier caso, parece que LaLiga regresa. ¿Les han comunicado el protocolo o las normas sanitarias a seguir?

—Pues de momento eso lo está llevando todo la Federación y el Comité Técnico de Árbitros. Nos han comentado que está todo preparado y que a medida que se acerque el comienzo nos irán aplicando los protocolos, pero no sabemos nada. Nosotros estamos focalizados en la preparación física para estar al 100% cuando la competición vuelva. El tema de las normas sanitarias lo llevan nuestros jefes.

Uno de los requisitos para el regreso del fútbol es hacerlo a puerta cerrada. ¿Los colegiados agradecen que no haya público en las gradas?

—Para todos es peor que el fútbol sea sin aficionados porque esa chispa, esa presión que llega desde la grada, que anima a un equipo y chilla a otro... se va a echar mucha de menos. El año pasado tuvimos que arbitrar un encuentro a puerta cerrada parcialmente, un Olympique de Marsella-Lazio por temas de racismo, y la verdad es que se pierde ese ambiente. En un partido a puerta cerrada tienes que estar lo máximo concentrado posible porque ese punto que te da la grada cuando te chillan, que te creces y te vienes arriba, no lo vamos a tener. Y tenemos que estar preparados.

También se comenta que habrá partidos cada 72 horas. ¿Cómo afectará eso al equipo arbitral?

—Va a ser complejo porque yo ya he pitado dos partidos en menos de 72 horas y físicamente es una barbaridad. Como dato diré que nosotros, a nivel de kilómetros, hacemos más que los jugadores durante un partido. Pero tenemos la suerte de que normalmente hacemos un partido de campo y otro de VAR, entonces se supone que pitaremos uno a la semana. Sin embargo, en caso de que te toquen dos partidos en menos de 72 horas, tienes que estar preparado porque a nosotros nadie nos puede sustituir pero los jugadores sí tienes más posibilidades de que los sustituyan.

¿Cómo estaba viendo su temporada antes del parón forzado?

—A nivel de equipo arbitral muy bien. Llevamos dos años en muy buena línea de trabajo y muy buen ambiente y eso se reflejaba en el campo. Y a nivel individual me encuentro muy bien física y anímicamente, muy ilusionado porque van llegando pequeñas cosas. He tenido la suerte de estar en el Mundial de Brasil sub’17 de VAR y también he debutado en selecciones absolutas en un Bielorrusia-Estonia. Ahora quiero ir progresando poco a poco, intentar coger más caché; pero ya es un orgullo estar en Primera. Somos unos privilegiados.

Esta temporada hubo una gran polémica con la nueva regla acerca de las manos. ¿Cómo se vivió todo eso desde el lado arbitral?

—Es una materia compleja porque los criterios están claros y unificados, pero dentro de esos criterios hay mucha casuística. No hay ni blanco ni negro, sino muchos grises que pueden llevarse a debate. ¿Que podrían acotar la regla todavía más? Eso depende de la UEFA, nosotros solo podemos adaptarnos a lo que nos dicen. Además, tenemos que hacer pedagogía con los medios para que estos enseñen los conceptos y que la gente tenga más claro cuándo es mano y cuándo no. Pero siempre va a ser complejo porque el fútbol es interpretación, salsa y polémica. Y esa polémica nunca va a desaparecer.

La implantación del VAR intenta acabar con algunas de esas polémicas. Y usted es uno de los colegiados de Primera que más activo está respecto a esta tecnología.

—Cuando estás en el VAR es complicado porque tienes que corregir a un compañero para que tome mejor visión, pero quieres que ese partido salga bien. Y cuando estás en el campo y te has equivocado, obviamente, quieres que te llamen y no irte a casa con la mochila del error porque te pasas muchas noches sin dormir cuando cometes ciertos errores en ciertos partidos.

Así que está a favor de la implantación de la tecnología en su trabajo.

—Claro que ayuda, pero hay que hacer ver a la gente que no va a solventar todos los problemas porque, como he dicho antes, el fútbol es salsa y polémica. Aunque sí es cierto que el VAR nos ha ayudado en muchas jugadas que en otras temporadas hubieran quedado en el limbo o que hubieran sido errores sonados.

Hablando ya de su vida personal, ¿cuándo le dio por el arbitraje?

—Tenía 15 años y estaba en el Indartsu cadete, un amigo de instituto me dijo que había un cursillo de árbitros y me pareció interesante conocer más las reglas del juego, aunque luego no arbitrara. Lo hicimos a finales del 2000 y el 5 o 6 de enero de 2001 ya estaba pitando mi primer partido. Me entró el gusanillo, a la gente le gustaba cómo arbitraba y he tenido la suerte de llegar a Primera, algo que como futbolista igual no hubiera llegado.

¿Se acuerda de su debut en Primera División?

—Sí, claro. Un Levante-Celta que ganó el Celta 1-2. Fue un partido con 40 grados a las diez de la noche, se televisó por Teledeporte y me acuerdo que expulsé a un jugador del Levante en el minuto 4 con roja directa.

Empezó fuerte.

—Sí, la verdad es que fue un partido muy complicado y que no te esperas que sea así en la primera jornada de la Liga. Fue muy intenso y con muchas situaciones muy difíciles.

¿Se puede permitir un árbitro el lujo de ser de algún equipo?

—A los que nos dedicamos a esto nos gusta el fútbol y alguno habrá que tenga algún equipo; pero a mí me gusta el fútbol en general, no nadie en concreto. Hay equipos que han marcado épocas y ya está.

“De momento no nos han comentado nada acerca de protocolos, eso lo llevan los jefes, nosotros solo entrenamos”

“Va a ser complejo porque ya he pitado dos partidos en menos de 72 horas y físicamente es una barbaridad”

“Si te equivocas quieres que te llamen del VAR y no irte a casa con un error porque luego pasas muchas noches sin dormir”