- Ni el petróleo, el oro negro, equivale a riqueza cuando manda la pandemia del coronavirus, la plaga de este siglo, que ha sumergido al mundo en una pesadilla de muerte e incertidumbre de la que nadie es inmune. Tampoco Kazajistán, una exrepública soviética y la última en disociarse de la URSS, un país bañado en petróleo, gas natural y minerales. Todo ese almacén de recursos naturales alimenta el potencial económico del estado kazajo, impulsor y sostén del Astana, el equipo ciclista que defiende el honor del país. Su escaparate.

La estructura, una de los más poderosas del WorldTour, la comanda Alexandre Vinokourov, su más insigne ciudadano, héroe nacional y mánager de la formación, una de las más longevas del pelotón. Pero ni el oropel sirve para que el Astana, donde corren Omar Fraile, los hermanos Ion y Gorka Izagirre, Alex Aranburu y Óscar Rodríguez, escape a los destrozos provocados por el covid-19. El rebautizado Eustana, por la cantidad de ciclistas vascos enrolados en sus filas, podría tener las horas contadas según advirtió Vinokourov en una entrevista en la web ciclista francesa Cyclism'Actu.

El mánager kazajo expuso que el futuro del equipo es más que incierto y que la espada de Damocles pende sobre sus cabezas en caso de que no se pueda competir en los próximos meses. "Los patrocinadores quieren tener visibilidad, y en nuestro caso, sí, si no hay carreras, creo que nuestro equipo desaparecerá el próximo año", determinó el mánager, que considera imprescindible para la supervivencia del equipo poder completar el calendario de emergencia dispuesto por la Unión Ciclista Internacional (UCI) y que en el caso de las estructuras del WorldTour transcurrirá entre el 1 de agosto y el 10 de noviembre.

En ese periodo de tiempo se concentrarán las tres grandes; Tour, Giro y Vuelta así como los cinco Monumentos y las carreras más prestigiosas que se han podido salvar de la quema en el la reestructuración del almanaque. Estar en la carretera se presume fundamental para que el Astana, que hace semanas impuso una rebaja salarial del 30% para los meses de marzo, abril y mayo, continúe respirando y no firme el acta de defunción.

La prioridad es agarrar una hebra de esperanza a través de la competición. "Hicimos el máximo (esfuerzo) con el equipo y los patrocinadores. En Kazajistán, como en todo el mundo, es complicado, con el petróleo, la moneda€ Tenemos que sobrevivir este año y, si no hay carreras, será complicado para el ciclismo. ¿Mi equipo estará en peligro si no hay carreras? Creo que sí, como todos los otros equipos", subrayó el kazajo, consciente de la precariedad del andamiaje económico del ciclismo.

En el modelo actual, el sustento de las formaciones se teje a través de empresas patrocinadoras y en algún caso, como el Astana, Emirates o Bahrain disponen del apoyo económico público. En cualquier caso, el modelo del ciclismo adolece de la fortaleza de otros deportes donde además del dinero proveniente de patrocinadores, disponen de ingresos por derechos de televisión, taquillaje o abonados. Eso no sucede con las estructuras ciclistas, que con solo una fuente de ingresos sólida están más expuestas si cabe ante la situación derivada por el covid-19. La Tourdependencia, acorta aún más el radio de acción de los equipos, al no diversificar tanto sus objetivos. Se calcula que la Grande Boucle otorga una visibilidad del 70% a los equipos.

En una tesitura similar a la del Astana, aunque con sus particularidades, se encuentra el CCC, donde compite el gasteiztarra Víctor de la Parte, que si bien tiene la pretensión de continuar en 2021 tendrá que dar con otro soporte financiero para poder seguir adelante. El compromiso de hallar un nuevo patrocinador propició el acuerdo entre ciclistas y propietarios sobre la rebaja de salarios. La propuesta de CCC para salvar la situación se basaba en una reducción salarial del 80%, que finalmente será de un 50%. De momento, los ciclistas han percibido la mitad del salario de marzo y, a partir de abril esa será la norma en sus fichas.

Ante un escenario lúgubre que acecha a más de un equipo, para el Astana disputar el calendario que ha sobrevivido -"es mejor que nada", realza Vinokourov- supondría alcanzar la tierra prometida. "Creo que la UCI ha hecho un milagro y un gran trabajo. Necesitábamos un calendario. Todos los eventos importantes como los Juegos Olímpicos o la Eurocopa fueron cancelados, y para nuestra disciplina es importante correr este año para sobrevivir. Será extraño correr el Tour de Francia en septiembre y las otras carreras más tarde, pero para los aficionados es bueno porque podrán ver el ciclismo en la televisión". Si los espectadores pueden disfrutar del ciclismo, el Astana continuará adelante, de lo contrario el futuro se antoja incierto para su futuro. Su azul celeste se teñirá del negro del luto.