- El golf cuenta los días para que sus campos vuelvan a estar abiertos. Será a partir del 11 de mayo cuando los aficionados puedan regresar con las debidas precauciones sanitarias a pegar golpes y la gran actividad económica que genera este deporte pueda recuperarse de estos dos meses de parón que frenó a los jugadores y también a los profesionales de los clubes y a los entrenadores. Entre estos, está Eduardo Celles, que ha mantenido la actividad de su Escuela de Golf de otra manera. “He aprovechado las nuevas tecnologías para hacer cursos y seminarios online que han tenido mucha aceptación y que me han acercado a alumnos de fuera. Voy a seguir con ello porque creo que la gente va a tener que cambiar de hábitos”, explica el profesor de Jon Rahm.

Celles asegura que estos cursos más teóricos “han sido muy productivos e interesantes porque puedes repetir las ideas, preguntar y responder, los alumnos se retroalimentan y se les quedan los conceptos más fácil”. Se ha podido analizar la influencia de cada palo en los distintos golpes. “Todo es pura física. Son todo ángulos, líneas rectas, planos, velocidades… La teoría del golf es enorme, probablemente haya más escrito que sobre cualquier otro deporte”, añade. Pero nada como sentir el verde bajo tus pies y lanzar la bola lejos, “además ahora los campos tiene que estar impecables”. “En el golf se puede mantener perfectamente las distancias y se van a poner medidas para elevar la seguridad sanitaria”, apunta. Podrá resentirse eso que los irlandeses llaman el hoyo 19, “la cervecita o el vino de después, pero también es verdad que cada vez la gente socializa menos”.

En este periodo de confinamiento, Eduardo Celles no ha perdido el contacto con su discípulo Jon Rahm. “Me ha dicho que desde que tenía 14 años no ha estado tanto tiempo sin salir a un campo con la sensación de estar de vacaciones”, señala. El de Barrika tiene previsto volver a la competición en el Charles Schwab Challenge el próximo 11 de junio. Serán casi tres meses desde la única vuelta que se jugó en The Players y eso va a obligar a los profesionales a un periodo de readaptación porque después van a tener un calendario brutal hasta noviembre, con citas del máximo nivel. Rahm quiere estar a tope para agosto y septiembre cuando aguardan dos majors (PGA Championship y US Open), un Campeonato del Mundo, los play-offs del PGA Tour y, quizás, la Ryder Cup.

Durante un mes, en Estados Unidos se jugará sin público y eso será extraño, tanto como las sensaciones que vivirán los jugadores. Celles recuerda que “ya están poniéndose las pilas y practicando. En los primeros torneos puede haber alguna debacle en los resultados por falta de finura, pero en tres o cuatro semanas se pondrán al nivel”. Por esto, el profesor recomienda a su pupilo “volver cuanto antes. Alargar el parón no es bueno, aunque Jon y los demás son máquinas. Puede afectar en los primeros torneos a la intensidad, el ritmo y la concentración y quizás al toque en los greenes, pero pronto se recuperarán”.

En esta acumulación de torneos de la segunda mitad del año, va a ser clave “sujetar la tensión” por tratar de lograr buenos resultados. “Pueden afectar el cansancio y la necesidad de acumular puntos para el ranking y, al menos, Jon no va a sentir esa presión”, apunta Eduardo Celles. En los planes de Rahm estaba jugar también en Europa y poder defender sus victorias en Irlanda y el Open de España, pero todo ha cambiado. El Circuito Europeo, con The Open cancelado, no volverá hasta agosto y las restricciones en los distintos países pueden poner en peligro algunos torneos más y ampliar las distancias económicas entre el golf de los dos lados del Atlántico.