ana White es un tipo tan lenguaraz como obstinado e innovador. Hay que serlo, y mucho, para ser capaz de convertir en una máquina de facturar ingentes cantidades de dinero una compañía que en 2001 estaba prácticamente en bancarrota, sin dinero ni siquiera para mantener su propio dominio web en Internet. Desde su llegada el mencionado año a la presidencia de Ultimate Fighting Championship, las siglas UFC, la mayor promotora de artes marciales mixtas del mundo, se han convertido en sinónimo de negocio multimillonario, en una empresa cuyos eventos de combates llevan lustros arrasando en audiencias -y en beneficios- en el pay per view estadounidense de la mano de estrellas del octógono como Conor McGregor, Anderson Silva o el ya retirado Randy Couture. Por eso, cuando White ha venido repitiendo durante las últimas semanas su intención de mantener en pie contra viento y marea la velada UFC 249, prevista para el 18 de abril, pese a la prohibición de celebración de grandes eventos deportivos por la pandemia del coronavirus, estaba claro que tenía un as bajo la manga. The New York Times desveló que el evento tendrá lugar, a puerta cerrada, en un casino ubicado dentro de una reserva india a 40 kilómetros de Fresno, territorio no sujeto a la ordenanza de confinamiento proclamada en California y que no necesita los permisos de la Comisión Atlética del Estado, que había prohibido todas las peleas hasta el 31 de mayo para “evitar riesgos de contagio”.

UFC 49 debía celebrarse en el Barclays Center de Brooklyn, cancha de los Nets de la NBA, pero el avance de la pandemia del covid-19, que esta golpeando Nueva York con especial virulencia, obligó a su suspensión. Pero White, que ya tuvo que bajar la persiana de otros tres eventos en marzo y abril, no se quedó de brazos cruzados. Tampoco cuando el combate estrella de la velada, el que debía enfrentar a Khabib Nurmagomedov y Tony Ferguson con el título del peso ligero en juego quedó en nada al marcharse el campeón ruso el 23 de marzo a su Daguestán natal para ultimar la preparación para la pelea y encontrarse luego con restricciones para regresar a Estados Unidos. El pasado domingo presentó un cartel con doce combates, con Ferguson peleando en última instancia contra el también estadounidense Justin Gaethje con el título interino de los ligeros en juego, y, enigmático, aseguró que el evento iba a tener lugar “en algún lugar de la tierra”. Un día después, en la presentación oficial de la velada anunció que UFC 249 solo era el punto de partida de una serie de eventos semanales que iban a tener lugar en una isla privada a la que, según sus palabras, podrán llegar luchadores internacionales sin ningún tipo de restricción: “Tengo una isla. La infraestructura se está construyendo en este momento. Vamos a hacer todas nuestras peleas internacionales allí”.

Por el momento, para la velada del sábado de la semana que viene ha optado por el Tachi Palace Resort Casino, ubicado en Lemoore (California). El recinto, situado en tierras pertenecientes a la tribu Tachi-Yokut, englobada en la comunidad india de Santa Rosa, reconocida por las autoridades federales, lleva cerrado desde el 20 de marzo por el coronavirus. Si no hay algún impedimento de última hora, Dana White, amigo personal de Donald Trump habrá conseguido una vez más salirse con la suya.