- En la distopía que supone la pandemia del coronavirus, en el nuevo orden mundial establecido por el covid-19, que ha impuesto el confinamiento y el encierro de la población como trinchera de combate contra el contagio del patógeno, la realidad supera a la ficción. En ese aislamiento, lo virtual es el único modo de escapar de lo real o al menos de simular lo que pudo ser y no fue. El domingo estaba reservado para el Tour de Flandes, 266 kilómetros de pasarela de los grandes clasicómanos. En tiempos que se suponen lejanos, aunque apenas ha transcurrido un mes desde que el reloj de la pandemia se pusiera a cero en Europa, la carrera reuniría a un pelotón ventrudo repleto de luminarias para competir por uno de los Monumentos del ciclismo, anegado el recorrido por miles de aficionados. Sucede que nada es lo que fue y en ese nuevo e inhóspito ecosistema, toca reinventarse. La adaptación al medio. En parálisis permanente, el ciclismo, sin actividad, lo virtual, el simulacro, se convirtió en lo nuclear en otro domingo en casa. Lo que no hubiera pasado de ser un breve adquiere rango de categoría en una era convulsa que nos supera como sociedad. Todo es tan extraño que hasta una carrera virtual es un respiradero para atenuar la realidad. En ese marasmo, donde cualquier distracción es oro, el Tour de Flandes se disputó de forma virtual. Las carreras de este tipo a través de las plataformas Zwift o Bkool están proliferando para combatir el tedio que supone el rodillo entre los aficionados al ciclismo. El realismo que ofrecen los recorridos y la posibilidad de competir contra otros rivales sitúan a los usuarios de estas plataformas online ante una nueva dimensión. El ciclismo de banda ancha.

Bajo el nombre de Lockdown Edition, la clásica virtual replicó los últimos 32 kilómetros del trazado del Tour de Flandes, con Kruisberg, Oude Kwaremont y Paterberg hasta el final en Oudenaarde valiéndose de la plataforma online BKool. A la aventura virtual, aunque hasta un punto, porque había que pedalear duro sobre el rodillo, nada de manejar un joystick y de apretar un botón de modo compulsivo, se alistaron trece de los mejores clasicómanos del momento, empezando por el vencedor de la carrera en 2019, Alberto Bettiol. Al italiano se sumaron, entre otros, Greg van Avermaet, Oliver Naesen, Jasper Stuyven, Zdenek Stybar, Michael Matthews, Nicholas Roche o Wout van Aert, además de un debutante como Remco Evenepoel, la estrella emergente, y Thomas de Gendt, el hombre a una fuga pegado.

Los ciclistas que se aventuraron a la iniciativa compitieron desde sus respectivos hogares, donde sus bicicletas estaban anudadas a los rodillos. Estos, a su vez, transmitían los datos que recogían sus potenciómetros a través de una aplicación para que después se emitieran en la tele desde la plataforma, que reproducía el esfuerzo, (potencia en vatios, velocidad o pulsaciones) de los ciclistas mediante avatares ataviados con sus respectivos maillots en la pantalla. Los ciclistas virtuales pedaleaban por el recorrido, una réplica exacta del Tour de Flandes real, pero en formato videojuego. Antes del comienzo de la prueba, los corredores insertaron el dato de su peso para que su relación con la potencia determinase su velocidad y su avance en la carrera.

Remco Evenepoel, fiel a su libro de estilo, se desató, desbocado, hasta que se quedó sin aire y el rodillo se convirtió para él en un ancla. Matthews se quedó varado, inerme, decaído el caballaje. Tuvo que poner pie a tierra el australiano. No hubo bling-bling. A Bettiol, campeón del Tour de Flandes en 2019, no le fue mucho mejor. Su burbuja estalló en Kwaremont. Para entonces De Gendt y Evenepoel se dieron a la fuga, pero les pudo el cansancio. Naesen se colgó de De Gendt, pero para cuando giró el cuello, Greg Van Avermaet elevó sus prestaciones en Patenberg entre el soniquete del rodillo, las voces de aficionados virtuales y el toc-toc-toc del omnipresente helicóptero. El campeón olímpico no cedió ni una pulgada, produjo más de 40 km/h y 400 vatios de media, y conquistó la Lockdown Edition por delante de Oliver Naesen, segundo a 20 segundos del belga y Nicolas Roche, tercero, a 21. Van Avermaet derrota al confinamiento.