- Tan solo una competición europea se resistía a claudicar ante el drama del coronavirus. Ajena a lo que está sucediendo en los restantes países, donde el baloncesto ha quedado en un segundo plano, la Basketball Super Ligi de Turquía había decidido mantener su ritmo normal de partidos. Hasta que ayer imperó por fin el sentido común y Mehmet Kasapoglu, ministro de Juventud y Deporte decidió paralizar las competiciones deportivas tras reunirse con los presidentes de las federaciones de baloncesto, fútbol y voleibol.
Anadolu Efes y Bursaspor habían sido los últimos en prolongar este sinsentido tras disputar el martes un choque aplazado correspondiente a la jornada 20, saldado a favor del líder de la Euroliga (85-55). La única medida de prevención para evitar los contagios era que los encuentros se celebrasen sin público. Voces cualificadas como Shane Larkin, Bobby Dixon, Ergin Ataman o Zeljko Obradovic no dudaron en alzar la voz para denunciar la irresponsabilidad de los dirigentes otomanos.
Turquía era hasta ayer el único país que acogía la celebración de partidos después de que la Superliga rusa, la liga serbia y la British Basketball League de Reino Unido entraran en razón y decidiesen bajar la persiana en los últimos días atendiendo las recomendaciones de las autoridades mundiales. La tensión iba in crescendo y, de hecho, ya existía una amenaza real de plante por parte de jugadores y técnicos. No en vano, algunos se habían negado a competir en señal de protesta con independencia de las posibles sanciones que pudiesen recibir. Sammy Mejía y Devin Williams, ambos del Tofas Bursa, se ausentaron el pasado fin de semana ante el Fenerbahce. Tampoco lo hicieron Aaron Harrison y Tai Webster con el Galatasaray ante el Karsiyaka.
Un hecho insólito tuvo lugar hace días cuando James Nunnally, exterior del Fenerbahce, dio gel desinfectante a sus compañeros mientras realizaban la rueda de calentamiento antes de un partido. Derrick Williams, Jan Vesely o Ahmet Duverioglu aceptaron el ofrecimiento en una instantánea que se hizo viral a través de las redes sociales desatando una ola de indignación entre los jugadores de otras partes del planeta.