¿De dónde nace la pasión? ¿De dónde surge eso por lo que somos capaces de pasar horas y horas sin darnos cuenta?

Esta es la historia de un exfutbolista profesional que dedica su tiempo desde hace más de 25 años a observar a las águilas, seguir rastros de lobos y disfrutar de la naturaleza y de su fauna. Este fin de semana pasé una bonita tarde con él. Estuvimos buscando el sitio ideal para observar un nido. De espaldas al sol y en una posición más baja de donde se sitúe el águila. ¿Por qué? Me relataba que si te sitúas en una posición por encima de ellas, aunque estés alejado, se sienten amenazadas. Una vez fijado el telescopio me invita a mirar y, mientras yo estoy observando, él me va contando peculiaridades del hogar de dichas águilas. Me cuenta cómo crean su nido, qué materiales utilizan y cómo está dispuesto. Dónde suelen colocarlo, profundidad y forma, el mecanismo que utilizan, hembra y macho, para ir variando en el cuidado del nido y su vigilancia. Toda una lección magistral acerca de dichas rapaces.

Aunque escucho atentamente sus palabras, lo que más me llama la atención es cómo lo hace. Cómo brillan sus ojos, cómo respira y entrecorta su respiración en medio del relato. Cómo sube el tono de su voz cuando llega algo importante y cómo sus manos siguen todo el rato una especie de ritual de vuelo.

Si estuviera en uno de mis cursos diría exactamente que es el típico ejemplo de una persona viviendo, sintiendo y emocionándose con su pasión.

De repente, observamos algo a lo lejos. Es una águila real. Un macho viejo. Se sabe que es macho por el color de su cabeza, plateada, y viejo por su pelaje oscuro. ¡Otra vez pasión! Estará la hembra incubando a los polluelos. Esta es la última semana para procrear. Si ya no lo han hecho este año no tendrán crías.

Entonces aprovecho para preguntarle, ¿de dónde te viene esta pasión? De mi padre. Solía ir de pequeño con mi padre al monte y le escuchaba a él. Estaba atento a todo lo que me decía. Él creó el interés. Él creó la ilusión por ir al monte. Él creó las ganas por estar en contacto con la naturaleza. Recuerdo que en las cajetillas de cerillas había fotos de animales y, cuando se acababan las cerillas, yo recortaba las imágenes y las clasificaba Así me aficioné. He intentado inculcarles esto mismo a mis hijos, pero no han seguido mis pasos. Eso sí, he logrado que sean súper, súper respetuosos con la naturaleza y que la cuiden.

Y a vosotros, ¿de dónde nace lo que os apasiona? Para mi el primer referente que recuerdo es Faustino Castillo. Mi profesor de educación física en el colegio. Una persona entregada a sus alumnos y a sus atletas. Siempre dispuesto a llevarte a cualquier competición y seguirte con emoción a lo largo de las diferentes carreras y crosses. Me marcó y mucho. Me transmitió valores del deporte como el esfuerzo, la pasión y la dedicación.

Faustino pasó por varios estamentos del atletismo alavés. Fue corredor a finales de la década de los 60 en pruebas de velocidad y medio fondo. Posteriormente, a lo largo de su vida ejerció como entrenador en cuatro clubes: La Blanca, Vitoria, Aurrera y Gasteiz Txiki. Fue entrenador de, entre otros, Antonio Peula, Álvaro Zamora, Carlos Sebastián y Martín Fiz, que decía esto de él: "Mi primer entrenador fue Faustino Castillo. Era un romántico del atletismo de la antigua escuela".

Cada uno de nosotros tenemos nuestros referentes en la vida. Da lo mismo que actividad realices. Sea baloncesto, fútbol, atletismo natación o ajedrez. Habrá pasado alguien por tu vida que te haya marcado para dejarte una impronta, unos valores y un camino que, después, tú decides recorrer.

Desde aquí deseo, y creo que lo he deseado toda mi vida, dar un reconocimiento a una persona importante en mi vida y que marcó parte del camino que he ido recorriendo. Eskerrik asko. Gracias Faustino Castillo.

Para muchos de vosotros serán familiares cercanos, profesores o entrenadores. De ahí la importancia que debemos dar a todas aquellas personas que están formando y educando a los niños y niñas del ahora.

Ya lo decía Sir Ken Robinson en su libro El Elemento. Hacer lo que nos gusta nos llena de energía y nos llena de vitalidad. Se trata no solo de una energía física sino mental. Si descubrimos el elemento en nosotros mismos y animamos a los demás a que encuentren el suyo, las oportunidades para el crecimiento serán infinitas.

¿Dónde nace lo que nos apasiona? Si pasas horas como si fueran minutos, ¿qué estás haciendo? ¿Qué estarías haciendo si no te hiciera falta el dinero?

El autor es socio de Sport&Play