Mijas (Málaga) - El sol timorato, ese de febrero, el frío sol de invierno, genera un evidente bienestar en Jakob Fuglsang (Astana), un danés sonriente en Andalucía. Fuglsang bien podría ser uno de tantos turistas escandinavos que deciden retirarse de la vida laboral en la cálida Ruta del Sol. Tal vez piense en ello Fuglsang para cuando se le apague el ciclismo, pero todavía es un ciclista incandescente, más si cabe en las carreteras andaluzas, donde parece correr por paisajes que reconoce y en los que se siente cómodo. Andalucía es el sitio de su recreo y allí brilla Fuglsang, el rey sol en la dos últimas ediciones de la competición. El danés certificó en Mijas, en la crono que echaba la persiana a la prueba, su mando. Fuglsang fue segundo el acto final, a un dedo de Dylan Teuns (Bahrain-McLaren), que conquistó la etapa con una ventaja menor a un segundo. Ocho décimas le dieron la victoria en el duelo cerradísimo por el champán del día.

El de la semana se lo tomó el danés, por delante de Jack Haig (Mitchelton), segundo en el podio tras remontar a Mikel Landa (Bahrain-McLaren), tercero finalmente después de penalizar en la crono. Se dejó 58 segundos el alavés en un trazado de apenas 14 kilómetros. Demasiado lastre. El de Murgia, que se empleó con brillantez en los días anteriores, perdió espuma en el test individual, que continúa siendo su perfil menos fotogénico y una tendencia que está obligado a corregir. En la crono de Mijas despuntó Pello Bilbao, compañero de Landa en el Bahrain. El gernikarra obtuvo la cuarta plaza a solo tres segundos de su camarada Teuns. Ion Izagirre (Astana), que también firmó una buena actuación, sexto, cerró la ronda andaluza en cuarta posición a solo seis segundos de Landa. Bilbao fue sexto en la general.

El dominio absoluto correspondió a Fuglsang, mandón y despiadado desde el prólogo hasta el epílogo del relato andaluz. El danés se anotó dos victorias parciales, ante Landa y Pello Bilbao, respectivamente, y en el ocaso, cuando caía el sol, cerró el círculo con una estupenda crono. Su demostración le otorgó una victoria sin paliativos en una competición que no sirve para el solaz. Febrero es abril. El ciclismo del cambio climático. Landa le discutió la jerarquía a Fuglsang en las jornadas picudas y ásperas, pero al de Murgia, por debajo del danés en los asuntos que tienen que ver con medirse con las manecillas, no le alcanzó para desestabilizar al forzudo Fuglsang, tremendamente sólido en todos los frentes. Una roca sin poros.

El líder del Astana mostró su arsenal desde el momento en el que Landa le embistió en Las Palomas. Fuglsang respondió de inmediato. Fue el único que pudo seguirle. Después, en el repecho donde desembocó la primera jornada, cuarteó la resistencia del murgiarra. A pesar de la ambición del Bahrain-McLaren, convencidos en la ofensiva contra Fuglsang, el danés se bastó para controlar la escena y pastorear la carrera. Derrotó a Pello Bilbao en un mano a mano en Ubeda y fue segundo en la etapa reina el día en el que se la jugaron Jack Haig, Landa y el líder. Para completar el recital dejó sus intenciones plasmadas negro sobre blanco con la caída de telón de la carrera, donde Fuglsang fue un sol sin sombra.