Abiertas las compuertas del curso ciclista, una cascada de carreras que se suceden en distintos y dispares frentes, con destinos que parecen colgar de los escaparates de las agencias de viajes, -lo mismo se pedalea en Argentina, que en Mallorca y hoy en Valencia- navega la Fundación Euskadi destino al cabo de Buena Esperanza. Esa sensación invade a la escuadra naranja, que desde su presentación en San Mamés, arropadísima la estructura vasca en su puesta en escena, celebra con júbilo el inicio de campaña. Las actuaciones en la Challenge de Mallorca, el ramillete de carreras que despierta del barbecho al ciclismo en Europa, y el comportamiento en la Vuelta a San Juan de Argentina, han dejado buenas sensaciones en el equipo vasco. Lo cree firmemente Jorge Azanza, director de la Fundación Euskadi desde que la formación rodara en el campo amateur.

"Pienso que hemos obtenido muy buenos resultados, pero, sobre todo, me quedo con la buena dinámica que hemos tenido en este inicio de temporada", diserta Azanza, consciente de que un buen comienzo facilita el acople de un equipo con numerosas novedades, entre ellas, el provocado por el salto de categoría a un ecosistema de mayor exigencia y, por tanto, de una competencia considerablemente más importante. "Empezar bien siempre ayuda a la hora de encajar las piezas. Eso nos da confianza a la hora de trabajar. Estamos muy contentos", destaca el técnico navarro, consciente de la necesidad de empastar una formación en proceso de crecimiento, que combina a ciclistas experimentados como Gari Bravo, Mikel Bizkarra, Rubén Fernández, Juanjo Lobato, Mikel Iturria y Mikel Aristi, fichados para la presente campaña, y el núcleo de ciclistas pertenecientes al equipo el pasado año.

"En Mallorca, en los trofeos duros, hemos metido a seis corredores entre los 30 primeros de la general. Eso no es algo fácil. No hablamos de que uno o dos ciclistas anden bien y el resto no. El equipo ha demostrado fortaleza y capacidad", se felicita Azanza sobre la respuesta de un bloque sólido, más si cabe en una competición en la que los equipos, al contrario que en tiempos pretéritos no acuden, precisamente, a pasearse. En un ciclismo en el que se compite al extremo, -"por cualquier raya, por pasar antes por un paso de peatones", suelen decir entre risas los profesionales- la Fundación Euskadi ha respondido punto por punto al primer desafío. "Hemos sido el tercer o cuarto mejor equipo, así que en ese aspecto, estamos contentos", radiografía Azanza.

El director de la escuadra naranja no solo se muestra feliz por lo que reflejan los números o las clasificaciones, a Azanza le enorgullece, ante todo, la actitud mostrada en carrera por su muchachada. "Han sido valientes, estaban dispuestos a luchar, a estar en la pelea y eso significa mucho. Veo mentalizados a los chavales", estima el preparador navarro. Intuye Azanza que el equipo está en disposición de "disputar y pelear" por etapas, si bien en Mallorca "tal vez nos faltó gente determinante para el remate, pero hemos estado en la lucha y eso es lo fundamental. En las jornadas de dureza con unos y en los esprints con la baza de Lobato".

aprendizaje en Argentina Mientras en la Challenge rodaba una parte de la Fundación Euskadi, al otro lado del Atlántico, en Argentina, discurría el otro bloque de la escuadra. En la Vuelta a San Juan, competición que conquistó el célebre Remco Evenepoel (Deceuninck) con una de sus exhibiciones a pesar de su juventud, el equipo, que en esta ocasión dirigió Mikel Gaztañaga, dejó su rastro. Se empeño la formación naranja en ser protagonista con Mikel Alonso, Peio Goikoetxea, Jokin Aranburu, Garikoitz Bravo, Iker Ballarín y Unai Cuadrado. Bravo fue la apuesta para la general, mientras que el resto de dorsales, además de apoyar a su líder, testaron sus opciones enganchando escapadas. "La idea era entrar en fugas. Estar presentes en carrera", apunta Azanza. Iker Ballarín, de estreno, no se amilanó y aferrado al espíritu de los aventureros compartió más de una escapada. También lo hizo Peio Goikoetxea. Mikel Alonso, por su parte, hizo pie en los asuntos de velocidad. El aprendizaje estuvo muy presente en la ronda argentina. "El ritmo de etapas llanas ha sido increíble y para los corredores del futuro les vendrá muy bien. Estos chavales empezarán a funcionar según vayan pasando carreras y venir aquí es una experiencia muy buena", expresó Gaztañaga en plena competición.

"Son pequeños pasos pero que sirven para crecer", defiende Azanza. El próximo reto de la Fundación Euskadi arranca en la Volta a la Comunitat Valenciana que se pone en marcha hoy con Ion Izagirre (Astana) defendiendo el título. Para la muchachada de Azanza el objetivo es otro distinto. "Nuestra idea es seguir con la línea de trabajo de este inicio. El equipo se ha adaptado muy bien al cambio de categoría. En pretemporada los datos decían que íbamos en la dirección correcta pero hasta que empiezas a competir no lo sabes. En ese sentido, se está confirmando lo que esperábamos y eso nos da confianza en el trabajo realizado. En realidad, hemos empezado mejor de lo esperado", resume Azanza en la antesala de la ronda valenciana, que medirá a la Fundación Euskadi.