MELBOURNE - Novak Djokovic ha olido la pieza y no quiere marcharse de Melbourne sin cazarla. El serbio avanza por el Melbourne Park como una apisonadora que se está llevando todo por delante. No iba a ser menos un Roger Federer con problemas físicos que bastante hizo con ponerse con un 5-2 a favor en la semifinal del Abierto de Australia, el quincuagésimo duelo entre ambos. En cuanto Djokovic afinó sus golpes y empezó a tirar de lado a lado se lanzó a un definitivo 7-6, 6-4 y 6-3. "No habría salido a la pista si no hubiera pensado que podía ganar", confesó el suizo. Federer hizo el esfuerzo por seguir tras ceder el primer set ya que nunca se ha retirado de un partido, pero su clase y técnica no le daban para superar a un rival hambriento ante el triple premio que le puede esperar el domingo: su octavo título en Australia, el decimoséptimo Grand Slam y el número 1 del mundo. "Al principio, no me sentía bien, no estaba golpeando como quería. Pero después de cerrar el primer set, que fue crucial, creo que me relajé más y comencé a mover mejor la pelota. Me sentí más con el control del partido en el segundo y tercer set", comentó Djokovic, para quien esta será su octava final en Melbourne. Las siete anteriores las ganó y ahora, con dos días de descanso, quiere alcanzar un número de triunfos que solo Nadal, con doce títulos en Roland Garros, ha superado.

Su rival será Dominic Thiem o Alexander Zverev, que en busca de su primera final grande en pista dura se enfrentarán hoy a partir de las 9.30 horas de la mañana en Euskadi. "Tienen estilos diferentes y cualquiera me va a exigir mucho. Los dos están jugando muy bien ahora mismo", apuntó Djokovic. Sin embargo, el de Belgrado, como siempre que pisa Australia, está a un nivel altísimo, "no perfecto porque eso no existe". Djokovic será favorito en todo caso y solo espera "rendir tan bien como lo he hecho siempre en la final de Australia". El cambio de guardia en el tenis masculino tiene que llegar por una simple cuestión de tiempo, pero el serbio tratará de que los jóvenes aspirantes sigan esperando. - Roberto Calvo