El alborozo de los españoles sobre el podio escondía algo más que la alegría por la consecución de su segundo título continental consecutivo, una gesta que hasta ahora tan solo había sido capaz de lograr Suecia: reflejaba el alivio, tras cuatro años de rabia contenida, por estar en los Juegos. Ese motor ha impulsado en estos últimos tiempos al conjunto español, tras el tremendo varapalo que supuso no lograr la clasificación para Río. Da igual que los Hispanos se coronasen hace dos años en Zagreb por primera vez en su historia campeones de Europa, acabando con una maldición de cuatro finales perdidas. A la cabeza de los jugadores españoles seguía regresando una y otra vez la pesadilla vivida en el preolímpico de Malmoe.

Una mala tarde ante Eslovenia En la mente y en el alma de los internacionales españoles seguían clavados los fatídicos veinte minutos del encuentro con Eslovenia, que apartaron al conjunto español de esos Juegos. Nadie comprendió cómo a un equipo que había ganado el Mundial en 2013, que fuese subcampeón de Europa en 2016, bronce europeo en 2014 y semifinalista del Mundial en 2015, una mala tarde le apartase de la fiesta olímpica.

Un durísimo golpe que llevó a algunos de los veteranos a plantearse el fin de su carrera internacional. Pero el conjunto español encontró en su dolor la motivación para volver a pelear por estar de nuevo en los Juegos, un objetivo que pasó a convertirse en obsesión. Así lo reconoció el seleccionador, que desveló tras la final que la mayor presión para el equipo no estuvo en era defender el título, sino en lograr el pasaporte olímpico. El único camino era ganar el oro, ya que una derrota ante Croacia hubiera les huniera abocado al preolímpico.

Pero España no falló y logró un triunfo que llegó como todos los éxitos logrados por los Hispanos, por la fortaleza del grupo. Un fuerza colectiva que se plasma en la pista en el que las individualidades quedan supeditadas al interés del equipo, lo que permite, que en cada partido cualquier jugador pueda ser el protagonista. Se confirmó en la final ante Croacia con la apuesta por Aleix Gómez, un jugador de 22 años y que debutaba en un Europeo, para lanzar el penalti que puso a España por delante a minuto y medio del final.

Y es que en la selección todos suman. Un filosofía que no solo ha permitido a los Hispanos hacerse un hueco en la historia, sino saldar, por fin, la deuda que tenían con ellos mismos y olvidarse de aquel maldito preolímpico de Malmoe para fijar su vista en Tokio, el próximo destino de un equipo de leyenda.

Juegos Olímpicos. La selección ha estado en 10 citas olímpicas, la primera en Munich en 1980, y ha logrado tres medallas, todas de bronce, en Atlanta 96, SIdney 2000 y en 2008 en Pekín.

Europeo. Ocho medallas de los Hispanos en los europeos. Dos bronces (2000 y 2011), cuatro platas (1996, 1998, 2006 y 2016) y dos oros (2018 y 2020).

Mundiales Menos palmarés en Campeonatos del Mundo, con solo tres medallas, un bronce (2011) y dos oros (2005 y 2013).