Vitoria - El sueño profesional del Pello Olaberria ciclista duró dos temporadas. Tiene 25 años. Es de Mutiloa. Y defendió los colores del Euskadi Murias en 2016 y 2017 para quedarse luego sin equipo, que no sin trabajo. La escuadra Kometa, de la Fundación Contador, le reclutó entonces para ejercer de masajista y también de director deportivo en casos de necesidad. No lo habrá hecho mal en estas nuevas ocupaciones cuando la Fundación Euskadi le contrata ahora para regresar a casa e integrar, a pie de camilla o desde el volante, el ilusionante resurgir naranja.

¿Qué tal ha ido la transición a excorredor?

-Durante el primer año lo pasé muy mal. Me iba fuera con el equipo, a carreras que me encantaban como ciclista, y costaba adaptarse al nuevo rol. Me refiero, por ejemplo, al Tour de Brétagne. “¿Qué hago aquí en la cuneta repartiendo bidones teniendo nivel para estar en la carretera?”, me preguntaba. Pero bueno, poco a poco me fui acostumbrando.

¿Qué funciones ha desempeñado exactamente durante este tiempo?

-He hecho de todo un poco. ¿Sabes qué pasa? Que cuando eres ciclista no te das cuenta de todo el trabajo que hay detrás. En los equipos la gente se levanta a las seis de la mañana para preparar bidones, avituallamientos, material... Ahí he andado yo. Muchas veces, poniendo el despertador a las cinco para salir a correr. Día en el que no me pego una buena sudada, día que no he aprovechado.

También ha llevado a cabo labores técnicas...

-Sí. Tengo la licencia de director y he ejercido en algunas carreras. La verdad es que he percibido en todo momento la confianza del equipo. Cuando les he anunciado que me marcho, me han transmitido su pena. Pero también han comprendido la situación. Siempre se han portado muy bien conmigo. Y yo les estaré eternamente agradecido. El comportamiento de Fran Contador, hermano de Alberto, y de todo el mundo ha sido exquisito.

“Han comprendido la situación”. ¿Y cuál es la situación?

-Ya lo sabes (risas). Me incorporo a la Fundación Euskadi. Los directores deportivos Jorge Azanza y Mikel Gaztañaga siempre me habían comentado que, cuando el proyecto creciera, iba a existir esta posibilidad. Les gustaba cómo estaba trabajando en el Kometa. Lo comentaron con Mikel Landa y con Jesús Ezkurdia (representante del alavés y agente activo en la formación naranja). Y a finales de agosto recibí la llamada definitiva. La impresión inicial fue muy buena: seriedad, buenas condiciones, trabajo en casa, ascenso a la categoría Continental Profesional... La verdad es que no me lo tuve que pensar mucho.

Su labor en la Fundación va a ser la misma que en el Kometa.

-Sí, eso es.

Hábleme de sus sensaciones respecto al nuevo proyecto. ¿Tiene buena pinta la cosa?

-Sí (rotundo). Este proyecto va a salir adelante. Yo creo que, a la larga, se va a convertir en un nuevo Euskaltel.

¿Por qué?

-Porque todo se está haciendo como tiene que hacerse, en silencio y con rigor. Los anuncios van realizándose con todos los cabos bien atados, sin especular ni hablar antes de tiempo. En otros equipos, para enero ya andan diciendo que van a subir al World Tour el año siguiente e historias por el estilo, pero luego estas cosas no siempre se cumplen. En la Fundación, mientras, se están dando pasos bien medidos. Y esto es algo que me lleva a ser optimista. Con el apoyo de Orbea, la ayuda de las instituciones y el triste adiós del Murias, pienso que el proyecto se va a consolidar como referente en Euskadi.

¿Le apena la desaparición de su exequipo?

-Llegué a ser crítico con ellos, pero luego pasa el tiempo y te das cuenta de que sin el Murias no habría podido correr en profesionales. El final de una estructura siempre es malo, para el ciclismo en general. Tengo amigos que, a raíz del cierre, pueden quedarse sin trabajo. Como para no sentir pena...

Supongo que, si hablamos de resultados deportivos, en los primeros años de proyecto va a tocar tirar de paciencia.

-Pues yo creo que podemos vivir años bonitos desde un principio. El grueso de la plantilla de 2019 continúa. Hablamos de chavales con, la mayoría, dos años de experiencia en la élite y que pueden dar pasos adelante. Sube Iker Ballarin, que anda mucho. Y se incorpora gente con más bagaje, capaz también de aportar victorias.

¿En qué calendario?

-Arrancamos en enero, en Mallorca. En febrero y marzo tocará doblar entre vueltas de una semana, en España, y pruebas de la Copa de Francia. Y ya no puedo decirte nada más. ¿La Vuelta? Confiamos en estar y nos hace mucha ilusión, más aún celebrándose varias etapas en las carreteras vascas.

Los inicios, de naranja. A la ilusión profesional que siente estos días Pello Olaberria ante el inicio de una nueva aventura, se le suman las mariposas en el estómago de quien fuera fiel hincha del extinto Euskaltel. “Hace 16 años, siendo benjamín, corrí mi primera carrera sin haber recibido aún la ropa de la escuela de Ordizia. Así que me puse mi equipación naranja del equipo de la Fundación Euskadi (imagen). Me acercaba todos los veranos a los Pirineos para ver el Tour. Y recuerdo como una de las grandes alegrías de mi infancia la victoria de Iban Mayo en Alpe d’Huez”, explica el mutiloarra con un halo de nostalgia.