Pamplona - El ciclista navarro Sergio Rodríguez, de 27 años y profesional en 2018 y 2019 con el Euskadi-Murias, ha difundido en internet una peculiar demanda de trabajo.
Ahora que su equipo está al borde de la desaparición, y al no haber recibido ofertas de otras escuadras ciclistas, Rodríguez explica en una carta su trayectoria deportiva -incluida su eclosión como campeón de España elite- y su capacidad para hacer el trabajo oscuro, pero indispensable, de gregario, que es como se denomina en el ciclismo al corredor que trabaja para sus jefes de fila. Éste es el contenido íntegro de la carta:
“¡Hola a todos! Soy Sergio Rodríguez, corredor del Euskadi-Murias durante las últimas dos temporadas. Como ya muchos sabréis, a final de 2019 el equipo echa la persiana. Una verdadera lástima para el ciclismo, para los aficionados y, por supuesto, para todos los que hemos sido parte de este precioso proyecto. El adiós del Euskadi-Murias, sumado a la desaparición de varios equipos esta temporada, deja a muchos ciclistas con la incertidumbre del futuro pese a conseguir victorias y estar en podios. Pero en el ciclismo no solo trabajan los que ganan. Para que los corredores que todos conocemos estén en la lucha por la gloria, detrás los gregarios trabajan. La mayoría de veces todavía sin cámaras, sin gloria. Una labor fundamental para que sus líderes consigan sus objetivos. Esta tarea hace que el palmarés que el gregario presenta para buscar nuevo equipo no muestre el sacrificio que se ha hecho durante toda la temporada.
Muchos de los compañeros ya tienen equipo para la próxima temporada, pero algunos aún estamos en la pelea para encontrar un hueco, tras este triste adiós. Para los que no me conozcáis, en 2017 fui campeón de España Élite. Aquel año pude competir en el Campeonato Nacional gracias a la Fundación Euskadi, que me permitió despertar del mal sueño del Equipo Bolivia. Esta victoria me permitió pasar a profesionales, sueño que había perseguido desde pequeño. Una vez dado el salto de categoría, tenía claro que debía adoptar un rol dentro del ciclismo profesional. Siempre he sido un amante del trabajo en equipo, y mis cualidades físicas para este deporte me han llevado durante estos dos años a ser uno de los gregarios del Euskadi-Murias. Muchas han sido las ocasiones en las que he tenido que trabajar al frente del pelotón o filtrarme en escapadas, como en el GP Induraáin o en el Tro Bro León, labor que siempre me ha sido agradecida dentro del equipo y que he realizado con muchísimo gusto.
Pero el lado oscuro del gregario, es la falta de resultados. Con tu labor ves hipotecados tus resultados personales por el bien del equipo, y eso, a la hora de buscar un equipo, lo complica todo.
Pero más allá de esto, ha sido un año duro, muy duro. A principios de junio, en el Tour de Luxemburgo, tras hacer varias etapas en buena forma, sufrí una caída que me provocó un fuerte golpe en la rodilla. Lo que no parecía nada serio derivó en un mes de reposo sin bicicleta? con lo que ello conlleva. Tras superar este bache, volví a los entrenamientos con la ilusión de un juvenil, pero una anemia ferropénica se cruzó en mi camino en el mes de agosto, y claro, vuelta a empezar?
Sí, todo lo que podía salir mal este año me ha pasado. Prácticamente desde el mes de junio hasta septiembre me lo he pasado en blanco, sin poder apenas competir ni entrenar. Y llegó septiembre y, ahora octubre, por suerte sin demasiados percances. Me he centrado en disfrutar estas últimas carreras ya que pueden ser las últimas de mi carrera deportiva. Mis ganas están intactas y mi ilusión es la de seguir siendo ciclista, un buen gregario, como creo que lo he sido hasta ahora. Siento que aún tengo ciclismo en las piernas, fuerza de sobra para aportar por y para el equipo en una buena escuadra.
Pero para ello, confío en que esa oportunidad va a llegar, ya que los gregarios son el pegamento de los equipos, la pieza clave que ayuda a que otros ganen, a que el equipo gane.
En estos últimos coletazos solo me centro en disfrutar de esta última semana de competición, con la mítica París-Tours y París-Bourges, y disfrutar, disfrutar de cada kilómetro de cada carrera como si fuese el último. ¡Muchas gracias a todos los que os queráis sumar a la difusión! Podéis compartir esta carta y usar el hashtag #LetMeRide en vuestra redes sociales. ¡Viva el ciclismo y vivan los gregarios!”.- DNA