oviedo - Tras evitar una montonera cerca de la meta, el irlandés Sam Bennett (Bora Hansgrohe) levantó los brazos por segunda vez en la Vuelta 2019, al final de la 14ª etapa, de 188 kilómetros entre San Vicente de la Barquera y Oviedo, en la que los favoritos -que reservaron fuerzas para las dos grandes etapas de montaña asturianas- se salvaron del accidente con el esloveno Primoz Roglic de líder.
“Se venía venir que habría caída. La carretera picaba para arriba y había que estar delante por si había cortes”, justificaba Alejandro Valverde en meta, afectado, sin consecuencias, por el accidente. Una montonera que seleccionó el grupo del esprint por el criterio simple de la suerte.
Delante quedó Sam Bennett con el mundo por delante. Detrás cayó en la trampa el holandés Jakobsen, su rival número 1. El irlandés se lanzó para renovar la gloria que ya conoció en Alicante y firmó su doblete por delante del argentino Maximiliano Richeze, el lanzador del Deceuninck, y del belga Tosh Van der Sande (Lotto Soudal).
En la recta de llegada un amasijo de bicicletas y ciclistas estampados contra el asfalto componían un cuadro patético. Entre los atrapados estaba el arcoíris de Alejandro Valverde, quien llegó con el susto en el cuerpo. También el esloveno Pogacar, tercero de la general, sin golpes de importancia. Su compatriota Luka Mezgec (Mitchelton) se llevó la peor parte y fue trasladado al hospital.
En el caos se produjeron cortes que afectaron a los hombres de la general, pero al producirse la caída dentro de los últimos 3 kilómetros los tiempos se unificaron para todo el pelotón.
Una jornada costera por el Cantábrico marcada por el interés de propiciar un bombón a los esprinters. La escapada protagonizada desde el kilómetro 10 por Diego Rubio (Burgos BH), Dillier (AG2R), Pibernik (Bahrain), Vanhoucke (Lotto Soudal), Puccio (Ineos), y Rossetto (Cofidis) animó la marcha pero terminó con la miel en los labios a 7 kilómetros de meta.
El Deceuninck de Jakobsen y Richeze no dio licencia a los aventureros y tiró a saco para echar abajo la fuga, y una vez logrado, preparó el dispositivo de aproximación con sus lanzadores, si bien contó con la oposición del Bora, que también soñaba con Bennett.
No era un esprint llano y puro para los velocistas. Un desnivel del 7% en el último kilómetro metió en la lucha a otros corredores con remate, como Valverde. Pero la caída convirtió el desenlace en una lotería. El centro del pelotón reventó y se formó una gran montonera.
El infortunio afectó a Jakobsen, el ganador en El Puig, después de todo el trabajo que hizo el Deceuninck por él. Y sonrió a otros, como Bennett, el más poderoso entre el reducido grupo de supervivientes de la caída. Compró el boleto acertado. Y con ayuda de la fortuna levantó los brazos por segunda vez.